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La dimisión de un ministro debilita Rabin en un momento crítico

Una grave crisis del Gobierno israelí, ajena por completo a las negociaciones con los palestinos, complicó ayer aún más el proceso de paz en Oriente Próximo. Arye Deri, ministro del Interior y líder del partido ultraortodoxo Shas, presentó ayer por la tarde su dimisión al jefe del Gobierno, el laborista Isaac Rabin. Horas antes, el Tribunal Supremo de Israel había exigido a Rabin el cese de Deri y su correligionario Rafael Pinhas¡, viceministro de Asuntos Religiosos. Los dos son sospechosos de corrupción.Este asunto puede costarle al Gobierno de Rabin el apoyo de los seis diputados de Shas en la Kneset, el Parlamento israelí. La coalición que lideran los laboristas desde las elecciones legislativas del pasado año se vería debilitada en este crucial momento en que necesita un fuerte respaldo para culminar las negociaciones con Yasir Arafat. Si el Partido Laborista pierde el apoyo de los seis diputados de Shas, la coalición en el Gobierncontará con una mayoría relativa de 56 de los 120 miembros de la Kneset.

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Cinco jueces sentenciaron por unanimidad que Rabin debía expulsar del Gobiern Deri y Pinhasi, acusados de tráfico de influencias en beneficio propio y de su partio. Los dos son dirigentes del Shas, una formación que, pese a ser ultraortodoxa en materia religiosa, no se opone a la devolución a los palestinos de parte de los territorios conquistados por Israel en la Guerra de los Seis Días, de 1967. El líder espiritual de Shas, el rabino Ovadia Yosef, es favorable a la fórmula de intercambiar con los palestinos paz por tierra.

Si Rabin pierde el apoyo parlamentario de la media docena de diputados de Shas, el líder laborista no tendrá otro remedio que intentar formar una nueva mayoría. Para ello sólo tiene una selución: negociar con los cinco diputados árabes de nacionalidad israelí de la Kneset.

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