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LA LIDIA / FERIA DE ARGANDA

Liria, herido menos grave

El segundo novillo arrolló a Pepín Liria nada más empezar la faena de muleta y le pegó una cornada. El tercero cogió al peón José Luis Villarreal por la ingle cuando reunía un par de banderillas. En el fondo hubo suerte, pues ambos percances no revistieron especial gravedad. Vicente Barrera también fue achuchado en su primer trasteo, Jesús Romero hubo de librar arreones y el peonaje sufrió numerosos sobresaltos durante la brega.La novillada sacó casta y no admitía bromas. El toro serio suele salir en los pueblos castellanos y madrileños, y los toreros se llevan grandes sorpresas. Vicente Barrera, sin ir más lejos, pretendió torear los novillos de Ardanda como si fueran los que le ponen en Valencia, y le descompusieron su pomposa verticalidad dándole buen zangoloteo.

Castilblanco / Romero, Liria, Barrera

Novillos de Castilblanco, bien presentados (algunos sospechosos de pitones), fuertes excepto 5º, con casta.Jesús Romero: estocada corta delantera baja y descabello (vuelta); estocada corta baja (silencio); estocada corta descaradamente baja (silencio). Pepín Liria: cogido al muletear al segundo. Vicente Barrera: estocada trasera (silencio); pinchazo y estocada atravesada que asoma (silencio); dos pinchazos y media trasera caída (silencio). Enfermería: Pepín Liria sufre cornada en la ingle, con trayectorias de 5 y 10 centímetros, y ligera hemorragia; pronóstico menos grave. El banderillero José Luis Villaverde, puntazo corrido en la ingle, leve. Plaza de Arganda del Rey, 6 de septiembre. Primera corrida de feria. Lleno.

Menuda la tienen formada en Arganda, cuyo ayuntamiento monta coso en la plaza consistorial para celebrar una de las mejores ferias de novilladas del mundo. El espacio escenico es rectangular, lo rodean talanqueras por donde asoma la afición, y arriba está el empinado graderío, la mayor parte ocupado por las peñas argandeñas, que bullen moderadamente, meriendan a gusto y siguen la corrida con interés. Los novilleros punteros se afanan; pide pelea el toro; la lidia transcurre en plenitud y todos de consuno crean un espectáculo amenísimo, plagado de emociones.Jesús Romero instrumentó a su noble primer novillo tandas de muy buen corte tanto al natural como en redondo, mientras con el cuarto no consiguió ajustarse pues era probón. El segundo estaba amoruchado, cogió a Pepín Liria y Jesús Romero -que le sustituyó- hubo de trastearlo a la defensiva.

Vicente Barrera pretendió torear a sus tres novillos vertical, juntas las zapatillas y tantico codillero, pero sólo se lo permitió uno, y eso porque el animalito estaba inválido. Los otros le obligaron a mover el cuerpo, a veces con crispado ademán.. Los toros de casta tienen estas cosas: que si se les embarca con mando se entregan y si se les dan pases acaban haciéndose dueños de la situación.

La situación se sustanciaba en cancha rectangular, según quedó dicho, y esto añadía dificultad a la lidia, pues resultaba dificilísimo descubrir las querencias de los novillos. Muchas de las coladas se debieron a las imprevisibles embestidas de las reses, que a lo mejor tiraban por la calle de en medio, y era la diagonal; una línea desconocida en la geometría de la tauromaquia. Demasiado para las cuadrillas, aún las más experimentadas, que sólo saben de circunferencias, diámetros y tangentes. He aquí la prueba: si alguien quiere ver sumido en el desconcierto a un banderillero, no tiene más que preguntarle por la hipotenusa.

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