De caserío en caserío
Las fuerzas de seguridad encuentran colaboración ciudadana en los rastreos para localizar a Iglesias

El número de llamadas que se están recibiendo en las centralitas de la Guardia Civil, Ertzaintza y Policía Nacional de Guipúzcoa en relación al secuestro del ingeniero donostiarra Julio Iglesias Zamora supera los dos centenares. Los comunicantes pronuncian mensajes cortos e intentan que su identidad no se descubra bajo ningún concepto. Las frases más habituales se refieren a obras en domicilios o movimientos que, a juicio de los comunicantes, son poco frecuentes. "Mi vecino ha estado haciendo obras y ha sacado mucha tierra". "En los últimos días he visto cerca de mi casa merodear chicos jóvenes con rnochilas", "En el piso de enfrente están sacando más basura de lo normal", son algunas de las...
comunicaciones que llegan hasta los servicios de información policiales y que son contrastadas de forma coordinada.Los primeros días del secuestro de Julio Iglesias, tanto Ertzaintza como Guardia Civil registraron más de un centenar de caseríos en la zona de Oiartzun (Guipúzcoa). La policía vasca, desplegada en esa zona, se encargó sin dificultades de registrar medio centenar de viviendas. "En los caseríos que entrábamos con mandamiento judicial a sus propietarios no les hacía mucha gracia", indican. En estos momentos, la Ertzaintza se encarga de rastrear las zonas urbanas y con un cuestionario solicita a los ciudadanos información sobre las últimas obras que se han realizado en sus viviendas o en las limítrofes. A lo largo de estos días, la policía vasca ha conseguido localizar varios zulos que supuestamente habían sido utilizados por ETA hace tiempo. Los agentes de la Guardia Civil no ocultan su sorpresa por el trato que están recibiendo por los habitantes de los caseríos que les ha tocado visitar, "saben a qué vamos. Hablamos con ellos, y en casos excepcionales registramos la casa", indica un teniente de la Guardia Civil adscrito al Servicio de Información.
"En algunas viviendas a las que nos hemos acercado a preguntar nos han ofrecido sidra para beber y en algunas otras nos han preguntado si queríamos quedamos a cenar. De los 40 caseríos en los que yo he estado tan sólo en uno nos pusieron mala cara", señala uno de los guardias. El mismo agente reconoce que en los años que lleva en Guipúzcoa nunca había encontrado a la gente tan receptiva como ahora; "lo cierto es que nunca hasta ahora nos habíamos encontrado en situaciones de ese tipo", señala. Tanto la Ertzaintza como la Guardia Civil indican que el porcentaje de los vecinos que no quieren saber nada no supera el 4% y que aquellos que manifiestan su frialdad ante su presencia pueden ser el 6% de los visitados.
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