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Las federaciones de UGT piden a la dirección que negocie un pacto sin condiciones previas

Los responsables de las más importantes federaciones de UGT quieren un pacto social y creen que en estos momentos se dan las condiciones para lograrlo -fundamentalmente, la grave crisis económica y la ausencia de mayoría absoluta que requiere un Gobierno más dialogante-. Ese empeño choca con el recelo y el escepticismo del líder del sindicato, Nicolás Redondo, y de la ejecutiva confederal. Por eso es clave la reunión del comité confederal, máximo órgano de dirección del sindicato, convocado para los próximos días 24 y 25. Allí varios dirigentes de federaciones piensan pedir a la dirección que negocie sin condiciones previas, razón por la que fracasaron anteriores intentos de concertación.

Los responsables de las federaciones de industria de UGT se muestran más proclives que la dirección del sindicato al inminente diálogo social. Y así lo van a defender en el comité confederal la próxima semana los responsables de las dos organizaciones más fuertes de la central y con mayor número de afiliados -servicios públicos y metal-, junto a los de banca y construcción. Uno de ellos lo describe muy gráficamente; quieren que la dirección "salga de la trinchera". Pero, fundamentalmente piden que no se fijen condiciones previas antes de sentarse a negociar con el Gobierno y la patronal.El máximo responsable de la federación del metal, Manuel Fernández (Lito), está convencido de que "se dan todas las condiciones para intentar de verdad un pacto social", siempre que se haga seriamente por todas las partes. Él lo va a defender así en el máximo órgano de decisión del sindicato, donde acudirá respaldado por hechos. El metal acaba de lograr un preacuerdo con la dirección del Instituto Nacional de Industria -suscrito también por CC OO- que, además de la moderación salarial para el periodo 1993-1995, incluye una reforma de las relaciones laborales, la movilidad funcional y geográfica o la derogación de las ordenanzas laborales, que se complementan con una importante participación sindical en las decisiones estratégicas de las empresas.Esa misma predisposición al diálogo la comparte el nuevo secretario general de la federación de servicios públicos, Javier Granda -elegido el pasado viernes-, quien quiere recuperar en su sector la negociación que se frustró a principios de este año. Ese es un ejemplo claro del "sindicalismo de trinchera", donde la intransigencia de los negociadores hizo que el Gobierno aplicara a los funcionarios un aumento salarial del 1,8%, cuando llegó a proponer hasta el 3,8%-4%.

Ellos dos y los responsables de construcción y banca son partidarios de iniciar el diálogo sin exigir de antemano condiciones que lo hagan imposible. Para todos es importante el contenido, pero precisamente por esa razón creen que, una vez se conozca, es cuando se debe decidir si se firma o no.

En el orden del día del comité confederal de UGT no se incluye explícitamente el debate sobre el futuro diálogo, aunque cabe abordarlo en el punto denominado: "Perspectivas sindicales de futuro". Todos los dirigentes consultados coinciden en que esa reunión va a ser determinante para vencer los recelos y la desconfianza de la dirección confederal y del líder del sindicato, Nicolás Redondo, quien el viernes pasado aseguraba que va a ser difícil lograr un pacto social.

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