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El Senado venezolano decide el procesamiento del presidente y su apartamiento del cargo

El Senado de Venezuela acordó, por unanimidad, autorizar el enjuiciamiento del presidente Carlos Andrés Pérez, de 70 años, acusado por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) por presunta malversación y desfalco de fondos públicos. Ante las dos cámaras legislativas, reunidas en sesión conjunta en Caracas, el presidente del Congreso, Octavio Lepage, de Acción Democrática (AD), juró como presidente interino, aunque no se determinó por cuánto tiempo. En la noche del jueves, Carlos Andrés Pérez proclamó, en un patético discurso retransmitido a todo el país, su inocencia.

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En el debate del Senado sobre el suplicatorlo contra Pérez, el ex presidente socialcristiano y candidato presidencial extrapartidario, Rafael Caldera, y el nuevo presidente Lepage se enzarzaron en una agria discusión, llena de acusaciones, sobre la duración del mandato de presidente interino. Lepage argumenta que su interinidad durará por lo menos 90 días, y Caldera, que antes de 30 el Congreso deberá elegir nuevo presidente.Cuando todavía Pérez no era cadáver, los senadores empezaron a disputarse sus despojos. Ni siquiera se había celebrado la votación para levantar la inmunidad a Pérez y sus herederos ya habían desencadenado una disputa constitucional que amenaza con obligar a intervenir a la Corte Suprema.

En la resolución, aprobada por unanimidad, el Senado autoriza el enjuiciamiento de Pérez y, "en razón del ordinal octavo del artículo 150 de la Constitución, el presidente queda suspendido de sus atribuciones". De forma vaga, sin fijar fecha, se acordó que "en acto posterior las cámaras legislativas en sesión conjunta determinarán la persona que conforme a las disposiciones constitucionales deba ejercer las atribuciones y deberes de presidente de la República en tanto dure la falta".

La sesión del Senado se inició tras un largo tira y afloja sobre si se permitía o no la presencia de medios audiovisuales en la sala. Temía Lepage, lo que luego ocurrió, que Caldera utilizase la presencia de las cámaras de televisión para un discurso cara al electorado. El ex presidente, un viejo zorro de la política, no desaprovechó su oportunidad.

La víspera, Pérez había dirigido un discurso al país que conmovió a propios y extraños. "No tengo inconveniente en confesar que hubiera preferido la otra muerte", declaró con tono patético Pérez. Al borde de las lágrimas, anunció Pérez que no pedía i a los senadores anular la decisión de la Corte, "sino reflexionar sobre la insólita e innoble crisis que ahora se le abre al país".

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A las 20.10, hora local, del jueves (2.10 del viernes en España), las emisoras de radio y televisión de toda Venezuela interrumpieron sus programas para conectar en cadena con el palacio de Miraflores, sede de la presidencia. Al lado de sus ministros y de los mandos militares, Pérez leyó durante media hora, a trompicones y con errores, un discurso patético, una especie de testamento de medio siglo de vida política.

Lucha con las lágrimas

Las dificultades de Pérez para. leer con soltura el texto, sus tropiezos y lucha permanente con las lágrimas en la atmósfera cargada del salón de Miraflores, dieron a su discurso un tono de gran emoción. Pérez dijo que se trataba de "uno de los momentos más críticos de la historia del país" y de los más dificiles de su carrera de hombre público.

Perez declaró: "Como no soy un acumulador de resentimientos, me equivoqué al suponer que todos actuábamos así y que las diferencias y los duelos políticos nunca serían duelos a muerte. Supuse que la política venezolana se había civilizado y que el rencor y los odios personales no determinarían su curso. Me equivoqué. Hoy lo constatamos".

Las palabras de Pérez tuvieron una réplica Inmediata del intelectual más destacado de Venezuela Arturo Uslar Pietri, que desde hace más de un año ha sido uno de los líderes del movimiento de opinión creado contra el enjuiciado presidente. El escritor de 87 años declaró que no aspira a convertirse en presidente transitorio de Venezuela, pero criticó de nuevo con dureza a Pérez por no presentar la dimisión de su cargo.

Según Uslar, la situación bicéfala con dos presidentes, uno en ejercicio y otro que recorre Venezuela, es única en el mundo, "va a provocar un caos en el país" y "puede desembocar en una situación de golpe de Estado". Para Uslar, el único gesto noble que le cabría a Pérez es la renuncia. El escritor se pronunció a favor de la elección en el Congreso de un presidente independiente, que garantice la neutralidad en un año electoral.

El presidente interino de Venezuela será Octavio Lepage, un veterano político adeco. Lepage, un producto típico de los cogollos de la vieja política venezolana, es un político gris y burócrata, que ocupó el Ministerio del Interior durante la primera presidencia de Pérez (1974-79).

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