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Mitterrand está "sonado" desde el suicidio Bérégovoy, según uno de sus allegados

Georges Kiejman, ex ministro socialista de Justicia y amigo íntimo de François Mitterrand, expresó ayer con crudeza el estado de ánimo del presidente francés tras el suicidio de Pierre Bérégovoy. "Mitterrand", dijo Kiejman, "está sonado". El abatimiento del presidente le incapacitaba supuestamente para efectuar la menor declaración pública sobre el trágico final del que fue su último primer ministro socialista. La hará hoy en el entierro de Bérégovoy, que se celebrará en Nevers, la localidad de la que era alcalde y en la que se pegó un tiro con una pistola 357 Magnum.

El silencio del presidente socialista comenzaba a inquietar. Mitterrand, informó el portavoz del Elíseo, "vive este acontecimiento en la intimidad y como un luto personal". Kiejman fue más explícito: "Puedo asegurarles que estos días están siendo extremadamente penosos para el presidente. La noche del pasado sábado, que pasó velando el cadáver de Bérégovoy con su viuda, fue una de las más horribles de su vida. Su silencio se explica porque está sonado".Los portavoces de Mitterrand se negaron a comentar las informaciones de la cadena de televisión TF-1 que aseguran que una de las causas de la depresión de Bérégovoy era el hecho de que el presidente ya no respondiera a sus llamadas telefónicas.

Mitterrand permanecía recluido en sus apartamentos privados del Elíseo y la única salida que efectuó ayer fue una visita al hospital donde reposaban los restos del que fue su próximo colaborador durante las últimas dos décadas. Hoy participará en Nevers en el entierro y recuperará la palabra.

Acto político y tragedia

"El suicidio es el único problema filosófico verdaderamente serio", solía decir Albert Camus. Francia se interroga sobre el mensaje que quiso lanzar Bérégovoy con su muerte. La convicción general es que realizó un acto político: convertir en tragedia la derrota electoral socialista. "El gesto de Bérégovoy", escribió Le Monde, "resuena como una alerta colectiva, un eco sombrío de la decadencia de las teorías y las prácticas". Michel Rocard lo interpretó como "un llamamiento desesperado al despertar de la izquierda".El pistoletazo de Bérégovoy ha sido la tercera muerte del mitterrandismo en esta primavera. La primera fue la terrible estocada que el electorado francés asestó, el pasado marzo, al Partido Socialista (PS) fundado por Mitterrand.

La segunda fue la noche de los cuchillitos del 3 de abril, que culminó con la defenestración de Laurent Fabius, ahijado político del presidente, y el acceso a la dirección del PS de Rocard, el abanderado de la alternativa al mitterrandismo.

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Bérégovoy se había convertido, según Libèration, en "el símbolo de una aventura naufragada". La persona y la obra del único miembro de la cúpula socialista salido del mundo del trabajo encarnaban las contradicciones.

Por otra parte, el vicepresidente del Consejo General del departamento de Indre-et-Loire, Jean Roux, militante de la Asamblea por la República (RPR) que preside el alcalde de París, Jacques Chirac, se suicidé ayer. Roux se lanzó al río en la localidad de Charité-sur-Loire, en el centro de Francia, según informaron fuentes policiales. El dirigente del RPR, que era también alcalde de Fondettes, estaba sometido a tratamiento psiquiátrico.

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