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Japón aprueba 13,2 billones de pesetas de gasto para luchar contra la crisis

Juan Jesús Aznárez

El Gobierno japonés aprobó ayer la mayor ampliación presupuestaria de su historia con el objetivo de crecer 3,3 puntos en un año y superar una de las peores crisis económicas de la posguerra. Son 117.000 millones de dólares, (13,2 billones de pesetas), fundamentalmente en obras públicas, que se agregan a los 94.000 aprobados el pasado agosto. La Bolsa de Tokio reaccionó con una fuerte subida. "Creo que un paquete económico de esta magnitud será suficiente como para responder a Clinton", manifestó en una conferencia de prensa Noburu Hatakeyama, viceministro de Industria.

El grupo de medidas, cuidadosamente estudiadas por los expertos del partido en el poder y los ministros económicos, incluye varios puntos fundamentales. La administración comprará suelo anticipándose a los proyectos públicos del próximo siglo y acondicionará infraestructuras destinadas a mejorar la calidad de vida de los japoneses.Japón ha logrado el desarrollo comercial *más espectacular de la historia contemporánea, pero el bienestar de sus habitantes no se corresponde con la prosperidad nacional alcanzada. Otros aspectos del paquete inciden en un aceleramiento de proyectos estatales incluidos en el presupuesto ordinario. Son ampliados también los préstamos a la pequeña empresa, se promociona el capital privado y la importación y se incrementan los subsidios a los reajustes de plantilla. Asimismo, entrarán en vigor medidas de estimulación de la bolsa de valores y la desregulación de los mercados financieros.

El ministro de Finanzas, Yoshiro Hayashi, consideró en otro encuentro con la prensa que la ampliación facilitaría la reducción del superávit comercial y el crecimiento de la economía, sin el efecto "burbuja" y el descontrol de los precios registrados en los años 80. El nuevo paquete, considerado excesivamente "inflado" por sus críticos y de efectos no tan rápidos como los deseados, destina 4,17 billones de pesetas a obras públicas, y con el resto se modernizarán instalaciones médicas, escolares y otros centros públicos. También se establecen beneficios fiscales en diversos sectores, entre ellos el de la construcción.

El anuncio de las medidas de estimulación se efectúa dos días antes de que el primer ministro, Kiichi Miyazawa, se reúna en Washington con el presidente Bill Clinton, cuya administración amaga con represalias económicas si Tokio no toma decisiones encaminadas a reducir el superávit comercial.

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