_
_
_
_
_

Un universo conservador de 14 millones de votos

El ascenso de gaullistas y centristas, reforzado por el desastre socialista

Unión del Pueblo Francés (UPF) ha obtenido 10,3 millones de votos o el 39,47% de los votos en la primera vuelta de las elecciones legislativas. Pero para percibir el viraje hacia la derecha de todo el paisaje político, tras la hecatombe socialista, hay que agregar también los votos del Frente Nacional, y los obtenidos por los partidos de derecha "diversos". Todo, este universo de derecha supone un total de 14,4 millones de votos o un 55% de los 26,8 millones de votantes que acudieron a las urnas el pasado domingo 21 de marzo. La caída libre de los socialistas, aun con alguna mejora el próximo domingo, remite al fatídico año de 1814, cuando la Asamblea Nacional cayó bajo la férula de la derecha, monárquica y noble.

Fue exactamente el 25 de agosto, en medio del terror blanco que se abatía sobre los territorios del Midi, cuando el Rey Luis XVIII, tras las elecciones a la Cámara, pronunció la frase para la historía: C`est une Chambre introuvable (Es una Cámara que no se puede encontrar). Las elecciones del "miedo" habían llenado la Cámara de ultras, burgueses, funcionarios, nobles y pequeñoburgueses en ascenso que eran más monárquicos que el Rey y, cuyo programa era la represión y, la depuración. La nueva Restauración, que se inició el domingo 21 y que será completada el 28 de marzo próximo, con una horquilla de 240 a 270 diputados de derecha, es una auténtico maremoto en la política francesa."Frente a la izquierda, esencialmente socialista, la derecha, moderada y radical recobró en. 1992 cierto vigor y una mayor cohesión. En marzo de 1988, por, ejemplo, los franceses que admitían, en las encuestas, ser de derechas, no representaban sino el. 29% del electorado, los de izquierda el 41% y los que no eran, ni lo uno ni lo otro un 26%. En. los últimos meses de 1992, los, electores que aceptaban ser de: derechas empataban prácticamente con los que admitían ser de izquierdas", explica Jean. Charlot, profesor del Instituto de Estudios Políticos de París.

Al mismo tiempo se pregunta: "¿Quién decía que la izquierda y la derecha eran conceptos que ya no tenían sentido o simplemente habían dejado de existir en Francia?" La respuesta, después de la primera vuelta, es obvia: los electores estiman que la izquierda, bajo el disfraz de baile socialista, carece de significación.

Hechos y cifras

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"La verdadera razón, lo más elocuente del voto hostil al Partido Socialista son los hechos y las cifras, mucho más que el apoyo a la oposición: las cifras de paro, el déficit y las quiebras de empresas. La futura mayoría debe saber, y lo sabe, que será juzgada por la respuesta que ofrezca a esos hechos y cifras", declaró ayer François Leotard, presidente de honor del Partido Republicano, tras lanzar la idea, de una "fusión" entre el Agrupamiento para la República (RPR) y la Unión para la Democracia Francesa (UDF).

La política de "desmoralización", por un lado, y el desempleo, por el otro, son dos de los factores que permitieron el avance de la derecha. La UPF ganó en la primera vuelta de 1993 unos 830.000 votos en relación a los obtenidos en idéntica vuelta de las legislativas de 1988, cuando los dos partidos alcanzaron 9,1 millones de votos, o el 37,67%. Sin embargo, los resultados del pasado domingo están por debajo de los votos conjuntos RPR-UDF de las legislativas de 1986 (42,1%).

Pero la Chambre introuvable es un hecho sin precedentes en las coordenadas políticas de Francia que no por esperado ha amortiguado su impacto. El llamado peuple de gauche, una terminología muy cara a Mitterrand y sus amigos, se ha vuelto, tras nueve años de gobiernos socialistas (si se exceptúan dos de la derecha entre 1986-88), peuple de droit.

Las elecciones del pasado domingo, de confirmarse en la segunda vuelta, ratifican para el Partido Socialista los desastrosos resultados de las regionales de 1992 (18,3%), pero implican una subida notable para la coalición RPR-UDF, que logró en dichos comicios solo un 33%. En esta oportunidad, la derecha no ha cosechado espectacularmente la pérdida de los cuatro millones de votos perdidos por los socialistas el pasado domingo 21, pero ha avanzado, captando 836.000.

La limitación de este resultado queda patente cuando se advierte que el Frente Nacional ha incrementado su posición en 800.000 votos, su score de la primera vuelta de las legislativas de 1988, en la que ya había obtenido 2,3 millones. Y last but not least, los llamados partidos de derecha diversos han pasado de 697.000 votos en la primera vuelta de 1988 o un 2,85%, a 1,1 millones en 1993, con nada menos que un 4,71%.

El rodillo del RPR y UDF se hará sentir, por imperio del modelo de escrutinio mayoritario, en la Asamblea Nacional, donde con el 40% del voto obtenido, si se confirma esta cifra en la segunda vuelta, se alzará con el 80% de los 577 escaños (entre 460 y 480).

Sudar el escaño

Estas cifras confieren al triunfo de los partidos de derecha una dimensión "personal": los principales dirigentes, aquellos con mayor peso en la opinión publica, han obtenido su escaño en la primera vuelta, todo lo contrario, claro, que los socialistas, que en el mejor de los casos deberán sudar la gota gorda el próximo domingo tras implorar en las últimas horas la renuncia, en su favor, de los ecologistas.

El nuevo paisaje electoral, empero, puede representar hasta cierto punto un proceso de ilusión óptica. Las razones por las que una mayoría de electores, en el contexto de una persistente abstención, ha dado su voto a los partidos de derecha no son ideológicas sino concretas: escándalos, paro, crisis económica, desaparición de empresas. La derecha se ha beneficiado, automáticamente, de la incapacidad de la "falsa" izquierda en el poder.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_