El BBV atribuye a Pedro de Toledo los contratos con Filesa aunque el último se pagó tras su muerte
José Luis Segimón, secretario general del BBV, mantuvo ayer ante el juez Barbero que todos los informes de Filesa al banco fueron encargados verbalmente por el entonces copresidente del BBV, Pedro de Toledo, que falleció en diciembre de 1989. Algunas acusaciones particulares han apreciado contradicción entre esas aseveraciones y los pagos documentados en las diligencias, el último de los cuales de 44 millones, fue abonado en junio de 1990, es decir, cuatro meses después del fallecimiento de Pedro de Toledo.
Segimón ratificó ante el juez la posición oficial del BBV sobre los informes de Filesa, en el sentido de que los estudios existieron realmente, aunque ninguno de los actuales directivos conocen su paradero porque fueron una gestión personal de Pedro de Toledo, y añadió que tenían que ver con los procesos de fusión bancaria.Los datos que figuran en el sumario que instruye el juez Barbero, sin embargo, ponen de manifiesto que el 21 de junio de 1990 Filesa facturó 44,8 millones de pesetas al BBV en concepto de "trabajos realizados de acuerdo con nuestro contrato de fecha 20 de marzo de 1990 relativo al sector industrial en la Comunidad Económica Europea". Pedro de Toledo ya había fallecido en Estados Unidos el 12 de diciembre de 1989. Los restantes 84 millones fueron pagados por el BBV a Filesa en marzo y abril de 1989. El BBV asegura que no existen contratos por escrito.
Por su parte, Julián Martínez, director del Área Jurídica de Mora y Contencioso del Banco Central Hispanoamericano (BCH), afirmó que desconoce cualquier dato relativo a la contratación o gestación de los dos informes por los que se pagaron 204 millones.
Martínez precisó que la primera noticia de los informes la tuvo cuando el juez se los requirió por primera vez, y desde entonces los ha reclamado sin éxito, a todos los departamentos del banco que pudieran tenerlos.
El director del área jurídica del Banco Central Hispano añadió que desde que él está en el banco, los informes se encargan a empresas conocidas y no suelen superar el millón de pesetas.
