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El mal de Schuster

Schuster fue noticia ayer. No sólo porque el Atlético acusara su ausencia, sino porque su lesión causó disparidad de criterios entre Jesús Gil, su presidente, y José González, el jefe de los servicios médicos. Mientras el primero afirmaba que se había descubierto el origen de la sinovitis traumática de su tobillo derecho, una infección vírica, y que se recuperaría en dos semanas, el segundo exponía una versión distinta: "El caso Schuster sigue igual que la semana pasada. No se ha hallado nada y se mantiene el mismo tratamiento".Lo que no provocó divergencia de opiniones fue la decisión del árbitro Pérez Sánchez de mostrar sólo la tarjeta amarilla a López por una entrada a Penev que mereció la roja: era el último defensor y el atacante llevaba en sus botas el peligro de gol. Guus Hiddink, el entrenador del Valencia, consideró clave esta acción: "Las reglas hay que cumplirlas. Si no, que se quiten. Fue un detalle decisivo".

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Los jugadores del Valencia denunciaron que el colegiado justificó su acción diciéndoles que el búlgaro "estaba muy lejos de la portería" y que "no es lo mismo un agarrón que una patada". Luego, Pérez Sánchez argumentó que la norma se deja a la interpretación de cada cual y que la suya fue que la acción no era merecedora de la expulsión.

Luis Aragonés, el técnico del Atlético, reconoció que su equipo "no hizo bien las cosas e igual mereció perder".

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