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RELEVO EN LA CASA BLANCA

La hora de la verdad

Los demócratas, ante el reto del crecimiento y el freno al desempleo

Antonio Caño

El mensaje del cambio ha triunfado en Estados Unidos; correcto. La victoria demócrata ha devuelto la esperanza a un pueblo que se sentía condenado al declive; también correcto. Es cierto, por último, que el partido que ha estado en la oposición durante 12 años vuelve a ilusionar a los norteamericanos con un programa que, en sintonía con su tradición idealista, llama "un nuevo consenso nacional", un "volver a empezar", en palabras del propio Bill Clinton. Pero ahora, ¿qué?, ¿qué hay que cambiar?, ¿cuáles son las prioridades para concretar en reformas lo que han sido promesas de renovación durante la campaña electoral?

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Para el electorado, las respuestas a esas preguntas están muy claras, aparentemente. Un 56% de los norteamericanos, según una encuesta hecha por la cadena CNN el martes a las puertas de los colegios electorales, considera que la primera tarea del próximo Gobierno debe ser la de reducir un déficit público que hoy se aproxima a los 300.000 millones de dólares y continúa en ascenso. A continuación mencionan la aplicación de programas sociales por parte del Estado, y sólo un 14% estima prioritaria la reducción de los impuestos.Esa misma encuesta revela también que la principal preocupación de la mayoría de los votantes es el desempleo, que alcanza el 7,5%, seguido del estado del sistema sanitario y de la educación. Casi el 100% coincide en que las prioridades son de índole económica. Así lo entiende también el programa demócrata, aprobado- el pasado mes de julio en la convención del partido: "Los demócratas no ven en 1992 nada más importante para Estados Unidos que una economía que ofrezca crecimiento y puestos de trabajo para todos".

El modelo para la elaboración de esa política económica es un sistema a medio camino entre "el Gobierno de manos quietas de los últimos 12 años y la teoría de un Gobierno todopoderoso" que ha sostenido el Partido Demócrata tradicionalmente. "Creernos en la libre empresa y en el poder de las fuerzas del mercado", afirma el programa, pero el crecimiento económico no vendrá sin una estrategia económica nacional para invertir en beneficio del pueblo".Defensa, impuestos y paro

El programa demócrata prevé la reducción del déficit a 140.000 millones de dólares en el plazo de cuatro años. Para ello, entre otras medidas, está prevista la reducción del presupuesto de Defensa en 88.000 millones de dólares para el próximo cuatrienio, el aumento de los impuestos para quienes ganen más de 200.000 dólares al año y la eliminación de 100.000 puestos de trabajo del Gobierno federal.

Pero, para el Gobierno de Clinton, la reducción del déficit no será la máxima prioridad durante su primer año de Gobierno porque teme que la aplicación, inmediatamente, de medidas destinadas a conseguir ese fin acentuarían la recesión económica. Incluso es probable que, debido a las primeras inversiones públicas previstas por Clinton para acelerar el crecimiento económico, el déficit vaya hacia arriba antes de ir hacia abajo.Los primeros 100 días del Gobierno demócrata estarán concentrados en tres objetivos: crear empleos, reformar el sistema sanitario y crear un programa de formación para mejorar la calidad de la fuerza de trabajo.Para la creación de empleo, Bill Clinton tiene previsto un programa a corto plazo de inversión en la modernización de la infraestructura. El nuevo presidente tratará de conseguir la aprobación del Congreso para lo que la candidatura demócrata llama un Fondo para Reconstruir Estados Unidos, y que consiste en un plan de 20.000 millones de dólares al año para la construcción de carreteras, trenes de alta velocidad, puentes, hospitales, escuelas.... Junto a ese programa, la próxima Administración pretende estimular la inversión privada mediante una oferta para reducir el 50% de los impuestos sobre los beneficios de aquellas empresas que abran un nuevo negocio y lo mantengan durante, al menos, cinco años.Reforma sanitariaLos planes para resolver la crisis de un sistema sanitario que deja sin ninguna cobertura a más de 35 millones de norteamericanos son los más ambiciosos. Clinton ha asegurado que en sus 100 primeros días propondrá un plan revolucionario para construir un sistema sanitario que cubra a toda la población. Uno de los aspectos más polémicos de ese programa es que el Gobierno obligará a las empresas a proporcionar seguros médicos a sus trabajadores, aunque, en una primera fase, el Gobierno contribuirá conayuda económica a los empresarios que no pueden hacer frente a ese esfuerzo.

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La tercera prioridad será poner en marcha un programa para mejorar la cualificación de los trabajadores con objeto de elevar la competitividad. La Administración exigirá a la empresas la inversión del 15% de sus nóminas en un programa de adiestramiento de sus trabajadores o el pago de una cantidad similar para el respaldo de los programas de entrenamiento organizados por el Gobierno.

La reforma del sistema educativo se pondrá en marcha bajo la filosofia de que se facilitará el acceso a la escuela pública, intentado respetar el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, pero el Gobierno no permitirá subvenciones para las escuelas privadas.

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