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Reportaje:

La tragedia llegó en vacaciones

Familiares de los 30 españoles muertos en Katmandú salen hoy desde Madrid y Barcelona

La desolación cundió ayer entre familiares y amigos de los 30 españoles que perdieron la vida en el accidente aéreo ocurrido el lunes a 15 kilómetros de Katmandú (Nepal) a medida que confirmaban la identidad de los pasajeros en el teléfono de la Dirección General de Asuntos Consulares. La noticia cayó con fuerza en Madrid, Barcelona, Soria, Bilbao, Gijón y Oviedo, localidades de donde partieron la mayoría de los fallecidos. Hoy salen de las dos primeras capitales sendos aviones fletados por la compañía Líneas Aéreas de Pakistán, propietaria del aparato siniestrado, para que las familias participen en el reconocimiento y repatriación de las víctimas.Mientras los equipos de rescate, formados por efectivos del Ejército y la policía de Nepal, recorrían sobrecogidos las faldas de la colina por donde se extendían los restos calcinados y casi irreconocibles de las 167 personas que viajaban en el Airbus 300, los familiares y amigos manifestaban su sorpresa y su dolor ante la evidencia de que estas vacaciones acabaron en tragedia. En Bilbao, los vecinos de la calle de Prim recordaban a la pareja de jubilados de 71 años formada por Alfonso García y Aurora Arizmendi, que se dedicaban a viajar por todo el mundo desde que el marido dejó de trabajar hace pocos años. Uno de sus hijos explicaba ayer que pensó que sus padres habían realizado el trayecto un día antes y ya estaban en la India. "Pero no, estaban allí", comentaba.

La mayoría de los españoles escogieron este destino atraídos por las mismas montañas donde encontraron la muerte. Aficionados al trekking como los guipuzcoanos Miguel Cristóbal, un informático de Usurbil, y su novia Begoña Urbina, enfermera en Éibar, ambos de 26 años, compartían vuelo con una familia de cinco miembros de Oviedo, formada por Manuel Pol del Valle, químico de Ensidesa, y por Emilia González Chimeno, profesora de instituto; la hermana de ésta, Carmen, y la hija del matrimonio, María Pol González, y su marido, Pedro Casado Lantarón, médico de familia.

También viajaban con ellos otro matrimonio de Gijón, Gayol Suárez y Pilar Lobato Picado, ambos médicos, y una pareja de Banyoles (Gerona), Alfons Pérez y Montserrat Puigdemont, de unos 40 años, que a última hora decidieron pasar sus vacaciones en Nepal. Según fuentes de la agencia de la localidad en la que cada año contrataban sus vacaciones, la mujer, administrativa, se inclinaba este año por viajar a Estados Unidos, mientras su marido, electricista de la brigada municipal de Banyoles, prefería ir a Nepal.

Poco antes del mediodía de ayer (hora española) fue hallada la grabación de las conversaciones de cabina, mientras continuaba la búsqueda de la caja negra, con la que se podrá confirmar la causa del accidente, aunque los expertos han señalado que el avión llevaba una altura de 450 metros menos de los que debería. En la tarde de ayer, sólo tres de los 70 cadáveres recuperados habían sido identificados. Se trata de dos nepalíes y un paquistaní miembro de la tripulación.

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