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Reportaje:

Roland Joffé lleva al cine los "heroísmos inesperados" de 'La ciudad de la alegria'

El cineasta rodó en Calcuta la versión del libro de Dominique Lapierre

Andrés Fernández Rubio

Roland Joffé, director de Los gritos del silencio y La misión, no se fue a Calcuta a realizar un documental "ni un rígido estudio antropológico", sino a reflejar "una aventura humana, filosófica y emocional". Joffé ha entresacado dos melodramáticas historias del libro de Dominique Lapierre La ciudad de la alegría y ha dirigido una película comercial sobre los "heroísmos inesperados" que surgen entre la extrema pobreza. Ha tratado de rendir homenaje a Tagore, cuando decía que la adversidad es grande, pero el espíritu humano mayor.

La ciudad de la alegría se publicó en 1985 y se han vendido más de 6,5 millones de ejemplares en 20 países. Lapierre pasó dos años en Calcuta, se entrevistó con más de 800 personas y pasó ratos con un hombre que tiraba de un rickshaw (carromato que funciona como taxi). Esta historia y la de un médico americano que ejerce en medio de la más terrorífica de las miserias le han servido a Joffé pira sus propósitos cinematográficos. Se aleja voluntariamente del documental y carga las tintas en aspectos que a veces rozan lo folletinesco. El filme, presentado ayer en Madrid por Joffé, se estrenará en España a finales de octubre.El cineasta británico está convencido de que la película "tiene que funcionar comercialmente y ser entretenida". Y no parece importarle que ese entretenimiento abra el torrente de las emociones más fáciles si eso ayuda a que se comprendan los problemas reflejados. "Tengo que preocuparme de que le guste a la gente y al mismo tiempo ofrecer algo más que una historia, algo con lo que soñar, y también un sentido del valor personal", dice.

En una de las escenas más lacrimógenas, el médico interpretado por Patrick Swayze (Dirty dancing) acude a la llamada desesperada de un matrimonio de leprosos (el marido no tiene piernas y la mujer no tiene apenas dedos) para tratar de resolver un parto difícil. El niño nace, y está sano, y Swayze, que es un occidental que huye y se busca a sí mismo, empieza a ver la luz. Roland Joffé trata de dar visos reflexivos al esquematismo argumental. Y cuenta que la energía de los pobres en Calcuta le sorprendió desde el primer momento. "Viven en medio de una pobreza brutal, pero no están brutalizados por ella, sino que logran mantener la humanidad y el coraje", dice. Un sentido del valor a toda prueba que se está perdiendo en Occidente, según Joffé, donde las personas están reducidas a consumidores desconfiados y cínicos que en medio de tanto bienestar ni siquiera logran ser optimistas y sentirse vivos. Joffé ve el cinismo como un tipo, de cobardía y el optimismo como una fuerza humana de enorme intensidad. Advierte que aunque no todo se resuelve siendo optimista, "porque la batalla entre la esperanza y la desesperación es común a todos los seres humanos", lo que pretende "es que se: comprenda el valor de la esperanza, porque sin ella los círculos se estrechan".

A la madre Teresa

La película está dedicada, entre otras personas e instituciones, a los tiradores de rickshaw de Calcuta, a la madre Teresa y las misioneras de la caridad, a los voluntarios y a los niños leprosos. A finales de 1990 comenzó el rodaje en esa ciudad de unos 11 millones de habitantes donde más de la mitad vive en barrios bajos de casas improvisadas llamados, bustees. La superproducción se rodó en las calles y en un escenario construido y compuesto por 80 edificios. Se calculan en unos 2.000 los bustees de Calcuta. Joffé cuenta que durante la filmación se reprodujo el argumento de la película, con amenazas de muerte, intentos de chantaje por parte de la mafia local y acusaciones de racismo e imperialismo. Unos detalles más para dibujar la complejidad de un país y de una ciudad que Joffé ha acabado amando.El espíritu de Calcuta lo ejemplifica con el cuadro de Gericault La balsa de la medusa, en el que algunos de los náufragos se han dado por vencidos mientras que otros gesticulan frente al horizonte. "Se puede optar por ambas posturas", dice Joffé, "la que se pregunta: '¿Por qué seguir?' y la que responde: 'Estamos haciendo algo". Según Joffé, el movimiento continuo en la cultura india no tiene nada que ver con la idea occidental de que los que no triunfan fracasan, sino con los eslabones de una cadena y la interacción que condensa una frase: "El batir de las alas de las mariposas en Brasil contribuye a que llueva en Londres".

"Calcuta me enseñó a no tomar nada por lo que aparenta", escribe Joffé. "Me enseñó, en su complejidad, su pasión, enfados y pequeñas miserias, que nuestros defectos humanos individuales no son ni más ni menos que los fallos de las especies; que el mundo está lleno de heroísmos inesperados y que, aunque seamos náufragos desde el momento de nuestro nacimiento, empeñados en una lucha para sobrevivir que cesa solamente con el mismo fin de la vida, el verdadero heroísmo está en la calidad de esa lucha".

El reparto está compuesto, además de por Swayze, por la británica Pauline Collins y los indios Om Puri y Shabana Azmi.

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