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La Comunidad reconoce el éxito de los Seven Eleven que cierra el Ayuntamiento

Las tiendas Seven Eleven, que copan un 53% de los locales madrileños abiertos 24 horas, han alcanzado una polémica estabilidad entre la aceptación y la repulsa ciudadana. La mitad de los madrileños han comprado en alguno de ellos en el último año y cuentan con una clientela fiel, según un estudio de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, el mismo informe reconoce que estas tiendas son inseguras y ruidosas, motivo por el cual el Ayuntamiento ha cerrado media docena. El viernes, Ángel Matanzo, concejal de Centro, precintó el de la plaza de Antón Martín.

La encuesta sobre Hábitos de compra en los nuevos sistemas de venta realizada por la Consejería de Economía asegura que las tiendas de 24 horas han conseguido en seis años crear una clientela tan fiel, como la de los ultramarinos del barrio. Entre estas tiendas, los Seven Eleven tienen siete clientes fijos de cada 10, pese a que los productos allí son más caros que en un supermercado -de ello se quejan en la encuesta- y a los problemas de inseguridad que les rodean.En Madrid existen 109 establecimientos de este tipo (58 de Seven Eleven, 30 de Repsol, 15 de la cadena Vips y 6 de otros), que facturan a lo largo del año casi 16.000 millones de pesetas. Los clientes acuden a comprar productos de alimentación (42%), librería (20%) y bebidas (19%), que adquieren los clientes más jóvenes.

El concejal de Centro, Ángel Matanzo, recuerda que ha cerrado cuatro Seven Eleven porque, "además de no tener licencia, en los alrededores siempre hay conflictos: droga, reyertas, jaleos", comenta. "Son como un bar ambulante, que sólo acarrean protestas de los vecinos". Matanzo precintó el viernes el de la plaza de Antón Martín.

La concejal de Chamberí, Mercedes de la Merced, ha cerrado dos Seven Eleven (en Luchana y Fernando el Católico) y ha acortado el horario de otros dos (San Bernardo y San Francisco de Sales), que ahora cierran a las once de la noche. Los dos primeros "eran muy conflictivos". "Los jóvenes acudían a ellos cuando los bares cerraban o porque les salía más barato comprar allí la bebida". Según De la Merced, estos locales no tienen normativa. "Deben pedir dos licencias, una para bar y otra para comercio, pero este sector necesita una ordenación", comenta la concejal.

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