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David Owen asegura que su misión de paz en la antigua Yugoslavia tardará meses en dar fruto

El copresidente de la Conferencia internacional de Paz sobre Yugoslavia, el británico David Owen, aseguró ayer en La Haya, dentro de su gira por diversos países de la Comunidad Europea (CE), que su misión de paz tardará meses en dar fruto. Mientras, fuertes bombardeos se registraron ayer en Sarajevo. Los barrios de Novo Sarajevo, Stup, Otec y el centro de la ciudad fueron duramente castigados. La zona industrial de Stup, cercana a Ilidza, recibió varias decenas de proyectiles y una fábrica fue incendiada. Desde hace días, las fuerzas bosnias combaten en las proximidades de llidza para abrir un pasillo que rompa el cerco de la ciudad y corte las comunicaciones y las vías de abastecimiento entre las tropas serbias.

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Al menos ocho personas murieron ayer y unas cincuenta resultaron heridas, aunque el bombardeo serbio, con artillería pesada y morteros, hacía prever un mayor número de víctimas en las próximas horas.La sede de Unprofor (Fuerza de Protección de la ONU en la antigua Yugoslavia) en la capital de Bosnia-Herzegovina, objeto de reiterados ataques, también fue bombardea ayer sin que se tuviera noticia de víctimas.

Diez entierros se celebraron por la mañana en el cementerio del León, junto al hospital de Kosevo, en la parte alta de la ciudad. Parte de los cadáveres procedían de la matanza provocada por un mortero serbio que el domingo fue lanzado sobre el mercado de Alipasino Polje, en el barrio de Novo Sarajevo. Las distintas fuentes gubernamentales y hospitalarias no se ponen de acuerdo sobre la magnitud de la matanza. Mientras unos insisten en que fueron 15 las víctimas otros rebajan la cifra a ocho muertos.

En la mañana de ayer, mientras varias columnas de humo se elevaban entre el cementerio y Kromol, donde hay instaladas varias baterías serbias, dos largas hileras de soldados y milicianos llevaron en volandas a los ocho primeros cadáveres. El cementerio ha sido reiteradamente bombardeado. El lunes, cuatro personas resultaron heridas por un mortero. Algunas lápidas partidas en pedazos revelan la violencia de los impactos. Entre los fallecidos había una miliciana de 21 años, Jasmina Durakovic, muerta de un disparo en el corazón que recibió en el frente, y un soldado de 21 años, Jozo, que había regresado indemne de primera línea y que resultó alcanzado por el mortero lanzado contra el mercado de Alipasino Polje.

El director del Instituto para la Salud Pública de Bosnia-Herzegovina, el doctor Arif Smajkic, declaró a este periódico que, pese a los rumores que han trascendido respecto a una posible epidemia de cólera en Sarajevo, no hay ni la más mínima evidencia y ningún caso ha sido registrado.

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El doctor Smajkic añadió, sin embargo, que la contaminación ambiental, la falta de agua en buena parte de la ciudad, la gran cantidad de muertos y heridos y la falta de condiciones higiénicas adecuadas son un caldo de cultivo para la enfermedad. Hasta el momento se han contabilizado casi 3.500 casos de enterocolitis, 113 de hepatitis A y cuatro casos de tifus abdominal en Sarajevo.

Por otro lado, el británico David Owen, uno de los dos copresidentes de la Conferencia internacional de Paz sobre Yugoslavia -el otro es el ex secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance- aseguró ayer en La Haya, dentro de su gira por los países miembros de la Comunidad Europea, que habrá que esperar meses antes de poder juzgar su actual misión de paz. "Queremos romper el círculo vicioso de los alto el fuego que no se cumplen y de los acuerdos que no son respetados. Hemos iniciado un proceso de negociaciones que comportan numerosas presiones", aseguró ayer el mediador comunitario.

Panic se explica

En Belgrado, lejos del frente de guerra de Bosnia-Herzegovina, se lleva a cabo otra batalla no menos importante que puede influir, según los observadores, en el curso de la guerra. El primer ministro yugoslavo Milan Panic se dirigió anoche a la nación, en un programa especial de la televisión, para explicar su postura, abiertamente enfrentada al presidente serbio, Slobodan Milosevic. Por primera vez, un político yugoslavo, eso sí, de modales americanos, dijo directamente: "Las sanciones no fueron introducidas porque el mundo nos odia sino por los errores cometidos... Hubo 10 o 15 conferencias [sobre Yugoslavia]... Nunca hemos mantenido la palabra".

Poniendo al público ante un dilema shakespeariano, Panic señaló que hay dos caminos: la paz, el reconocimiento y la dignidad o la tragedia. "Nos acercamos a Albania", precisó Panic, en referencia a la deteriorada situación económica.

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