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"No es un hombre, es un avión"

Induráin, el único tranquilo en un pelotón estupefacto por su exhibición

"No es un hombre, es un avión", comentó admirado el francés Laurent Fignon poco después de ser doblado por Miguel Induráin en la meta de Luxemburgo. Fignon, doble vencedor del Tour, no es un tipo generoso en elogios, pero ayer se sintió testigo y protagonista de un hecho inaudito. Sonriente y con los ojos muy abiertos, narró así lo sucedido a los que le rodearon en la llegada: "Pero lo habéis visto. Cuando me ha pasado mi cuentakilómetros señalaba 60 por hora... ¡Oh, la, la!", comentó uno de los presentes. La estupefacción fue inmensa, casi tanto como la exhibición del navarro. "Sólo Induráin es de hierro. Los demás, de carne y hueso", reconoció Claudio Chiappucci.

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Cada cual encajó como pudo el vendaval que azotó Luxemburgo. Algunos sinceramente impresionados, como el propio Fignon, quien, en un bonito gesto, saludó a Induráin con el dedo pulgar en alto en el momento preciso de ser doblado. "¿Que me ha sacado seis minutos? Pregúntale a Bugno por los tres que se ha llevado", respondió al incisivo de tumo. Otros lo asumieron con tristeza, como el propio Bugno, que esparció un reguero de informadores abatidos y sin declaraciones en su camino, tan silencioso como veloz, hacia el vehículo de su equipo. Allí, a un kilómetro de la meta, un informador de la televisión italiana le preguntó: %Crees que Induráin es de otro planeta?". "Sí", masculló. "Si sigue así, ¿no crees que tu objetivo debe ser luchar por el segundo puesto7, insistió el reportero. "Sí", repitió mientras limpiaba de sus comisuras restos fosilizados de saliva y mucosidad.Claudio Chiappucci no huyó. Afrontó con su habitual sinceridad lo sucedido. Su muslo izquierdo temblaba, machacado por el esfuerzo. Su voz no: "Sólo Induráin es de hierro. Los demás somos de carne y hueso. Lo que ha hecho hoy demuestra que su victoria en la contrarreloj de Milán no fue una casualidad. Hoy, como he salido después, al menos no me ha doblado". Conocida la rivalidad que mantiene con su compatriota Bugno, Chiappucci no tardó en ser preguntado por el líder del Gatorade: "Bugno había venido a ganar el Tour. Yo no. El ahora tiene que ir contrarreloj. Yo, no". La sinceridad del hombre del Carrera contrastó con la maliciosa especulación lanzada por Greg Lemond, otro de los arrollados: "Induráin vuela y De las Cuevas es segundo. Los dos están en el mismo equipo. Qué cunoso".

Delgado

No faltó quien, más allá del pasmo inicial, disfrutó con alegría del terremoto. José Miguel Echávarri, Eusebio Unzué y Pedro Delgado fueron los más sonrientes. El segoviano incluso se permitió soltar una carcajada cuando, nada más cruzar la meta, alguien le comentó las diferencias de tiempo que estaba marcando el navarro. "Joder, qué bestia", lanzó en un primer momento. Después, tras consumir un par de latas recuperadoras, declaró con más calma: "Me alegro por él. Aguantó con calma todas las etapas malas de lluvia por Bélgica y Holanda porque sabía que hoy era su día. Ahí lo tenéis. Ha llegado nuestro momento en la carrera". Delgado ofreció un rendimiento excelente en la contrarreloj. Su tiempo fue incluso mejor que el de hombres como Breukink, Fignon o Alcalá. "Me ha ido mucho mejor de lo que esperaba. Antes de salir pensé que el que había diseñado el trazado me tenía manía. Para Miguel era perfecto, pero para mí, un castigo".

Unzué, forjador y descubridor de Induráin, no salió de su asombro: "Ha habido un momento en que hemos tenido que decirle que se regulara, porque, en vista de los tiempos que estaba marcando, temíamos que fuera un esfuerzo excesivo. Jamás le había visto hacer un contrarreloj como ésta. Se ha pasado. Lo que ha hecho incluso quita valor a su victoria". Para Unzué, programador junto a Echávarri de la máquina Induráin, lo sucedido es un paso más en un camino todavía sin fin: "Ha demostrado que su progresión sigue. Ha doblado el tiempo que el año sacó a sus rivales. Esperábamos su victoria, sin querer parecer chulescos ni despreciar a nadie, pero no pensábamos que iba a sacar cuatro minutos a hombres de tanta categoría. Lo cierto es que esperaba más de Bugno".

No lejos del podio, José Miguel Echávarri optó por una explicación mucho más científica: "Los genes de Miguel le hacen ser grande en una especialidad como la contrarreloj. Él lo sabe y se dedica a ello. Sólo con dedicación se pueden conseguir premios como éste". Algo dolido por las críticas recibidas en los últimos días, añadió: "No hay secretos. Aquí hay un mismo menú para todos. Unos han querido comérselo antes y se les ha atragantado. Ahora hay que hablar en la montaña. La carrera cambia de fisonomía, pero no se ha terminado. ¿Bugno? La diferencia habla por sí sola. Nuestra referencia sigue siendo él, pero las cosas han cambiado un poquito". Interrogado sobre el límite de progresión de su pupilo, hasta el momento desconocido, señaló: "Su límite siempre estará en llegar a París un segundo por encima de los demás. Miguel tiene tranquilidad, sabe lo que esto, sabe lo que debe hacerse en un Tour". Echávarri tuvo palabras de elogio para Delgado: "Es una baza importante para nosotros y es bueno tenerlo cerca en la general".

Siempre con calma

Entre tanta sorpresa, tanta algarabía, un hombre, sólo uno mantuvo en todo momento la calma: Induráin. Mientras el vocero de la meta berreaba el impresionante tiempo del navarro, mientras todos los presentes alucinaban calculadora en mano con la diferencia por él marcada, el líder se duchaba tranquilo detrás del podio. A unos metros, las bellezas de rigor se cuchicheaban cosas al oído. Induráin no alteró su manual. Frío aunque sonriente, recurrió al mismo discurso lineal, aburrido a veces, con que ha se lado todas sus hazañas: "Ellos se han movido mucho durante toda esta semana y el desgaste siempre se paga. Yo estaba muy tranquilo".

El ganador del Giro añadió: "La ventaja es muy importantes para afrontar con tranquilidad, pero sin relajaciones, las etapas de los Alpes. El equipo está muy bien y soy optimista". Su lectura sobre lo sucedido fue tan escueta como acertada: "Hoy día el. ciclismo es distinto. Ya no se decide en la montaña, como antes. El que quiera conseguir algo tiene que hacerlo bien en la contrarreloj. Ahora aún queda mucho Tour", señaló, "pero distinto".

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