Li Xiannian, presidente del Consejo Consultivo del Parlamento chino

Li Xiannian, uno de los ancianos dirigentes chinos apartados del poder por Deng Xiaoping para facilitar el avance del pragmático aperturismo económico diseñado hace una década por el sucesor de Mao, falleció ayer, a los 83 años. Desde hacía cuatro ocupaba la presidencia del Consejo Consultivo del Parlamento, un organismo con escasa capacidad decisoria, tras haber sido sustituido en la presidencia del país para dar entrada a Yang Shangkun, de 81 años. Li gozaba, sin embargo, de considerable influencia entre los cuadros más conservadores del partido y de las Fuerzas Armadas.Li Xiannian nunca fue un político acomodaticio, y durante su larga actividad revolucionaria se enfrentó con Mao Zedong cuando éste era el poderoso y temible presidente del Partido Comunista Chino, y más tarde lo hizo con Deng, quien decidió eliminarlo colocándole en un puesto desde donde apenas influyó en el curso de la política nacional. Li, nacido en el año 1909, era uno de los miembros, del grupo de ancianos progresivamente retirados de la escena por Deng, el último emperador, el líder que, a los 87, parece haber decidido a pasar a la posteridad sobreviviendo políticamente a los oponentes más furibundos de su proceso.

Ministro de Finanzas con Mao, Li fue considerado un reformista moderado durante las purgas de la revolución cultural, pero la profundidad de sus medidas no cuadraba con los posteriores y más ambiciosos planes de Deng, que pasó por encima de un, dogma cuya preservación defendió el difunto. En fechas previas a los cruentos sucesos ocurridos en la plaza de Tiananmen, en Pekín, Li Xiannian fue uno de quienes pidieron mano dura contra los estudiantes que a comienzos del verano de 1989 promovían las multitudinarias manifestaciones reprimidas por el Ejército el 4 de junio mediante una rnatanza. Su ausencia durante el. plenario anual del Parlamento confirmó la gravedad de su enfermedad y el definitivo apartamiento político de un hombre que gozó de más poder que el reflejado en su última y simbólica función consultiva.