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Cory no estaba debajo de la cama

La presidenta filipina demanda a un periodista que la acusó de cobardía durante un golpe militar

Juan Jesús Aznárez

La presidenta filipina, Corazón Aquino, mujer piadosa y cumplidora del precepto, disfruta reflexionando con las hermanas de una orden de su devoción sobre la trascendencia del alma. Pero Cory Aquino, según aseguran algunos de sus allegados, es también capaz de arrojar el té con pastas de la tertulia sobre quien ponga en duda su determinación en defensa de la democracia. El periodista Luis Beltrán, que acusó a la presidenta de esconderse debajo de la cama durante el golpe militar de agosto de 1987, aguanta ahora en un juzgado de Manila las iras de un temperamento ofendido.Beltrán escribió su crónica después de que fracasara uno de los seis golpes cuarteleros lanzados contra el Gobierno que en 1986 instauró un sistema pluralista en Filipinas, después de casi dos décadas bajo la dictadura de Ferdinand Marcos. Los rebeldes atacaban el palacio el 28 de aquel mes, y el periodista del diario Philippine Star procesado descubrió a sus lectores el paradero de la jefa del Gobierno de la nación en aquella histórica jornada. "Debajo de la cama", afirmó.

Durante más de dos horas, el abogado de Beltrán y de tres editores del rotativo implicados en la causa por libelo intentó convencer a Corazón Aquino de que retirase la demanda. Para ello leyó en público una posterior columna de Beltrán en la que éste asegura que nunca quiso caracterizar a la presidenta como una cobarde, y lamentaba el equívoco, que atribuyó a la utilización de una figura retórica en su escrito.

La defensa, que se empleó a fondo en la sesión de Ayer, recordó con poco éxito a la primera ministra sus viejos lazos de amistad con Beltrán y, en un momento de la vista, revivió arteramente el cumpleaños en que Corazón Aquino regaló al acusado dos tabletas de chocolate y una foto dedicada.

"No la considero una completa satisfacción [en referencia al contenido de la columna], porque no menciona el hecho real de que no me escondí debajo de la cama", testificó Aquino, quien pide un total de 15 millones de pesetas como reparación. Caso de ganar el juicio, esta cantidad será destinada a obras de beneficencia. La presidenta filipina, de 59 años, recibió durante su permanencia en el estrado el caluroso aplauso de un centenar de entusiastas. "Aquella afirmación dañó mi reputación", insistió Aquino.

Aquino expuso al tribunal su actuación el día de los hechos y dijo que estaba durmiendo cuando escuchó disparos cerca del palacio. Comprobado que se trataba de un golpe militar, convocó al entonces jefe de las Fuerzas Armadas y le ordenó acabar con la sublevación antes de finalizar el día. Fidel Ramos, ministro de Defensa durante el régimen de Marcos, activista por la democracia en la revolución de 1986 y nuevo presidente electo, movilizó a las tropas leales y el golpe fue sofocado en 20 horas.

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