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Temor de la minoría húngara al extremismo de Meciar

ENVIADA ESPECIAL Vladímir Meciar, de 49 años, el hombre que tiene en sus manos el futuro de Checoslovaquia como Estado unitario, utilizó la mejor carta de juego en su campaña electoral, la del nacionalismo eslovaco, llamando a antiguos fantasmas. Aunque luego modere su radicalismo verbal, el proceso de separación entre eslovacos y checos será, muy probablemente, imposible de controlar.

Críticos de Meciar aseguran que su triunfo aumentaría los riesgos para la seguridad de Europa central y las fronteras de Eslovaquia con Hungría podrían convertirse en muy conflictivas.

Meciar, líder del Partido para una Eslovaquia Democrática (HZDS), con gran poder de sugestión sobre las masas, declaró hace una semana en el pueblo minero de Banska Stiavniska que, si es necesario, enviará tropas y misiles a la frontera sur con Hungría, refiriéndose a las antiguas hostilidades de la historia traumática común de magiares y eslovacos.

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En Eslovaquia viven alrededor de medio millón de personas de la minoría étnica húngara, hostigados cada vez más, por grupos nacionalistas. El vicepresidente del partido de la minoría húngara Coexistencia, Duka Zolyomi Arpad, aseguró que "Meciar es una opción peligrosa para las minorías". El líder magiar aseguró que la minoría húngara proclamaría la "autonomía territorial" si Eslovaquia se independiza. Aseguró también que, en caso de una "catástrofe", no les quedaría más remedio que "apelar al Gobierno de Hungría" para defenderse.

Mientras el ministro de Defensa checoslovaco, Lubos Dobrovsky, asegura que las relaciones con los vecinos húngaros "son excelentes", fuentes de regimientos fronterizos denunciaron que ambos ejércitos -el checoslovaco y el húngaro- se espían mutuamente. Jiri Dienstbier, ministro de Exteriores checoslovaco, aseguró ayer que el presidente Václav Havel es el garante "para el respeto de los derechos humanos en el Estado común". "Sin Havel", dijo el ministro, "posiblemente no habrá Checoslovaquia".

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Sin destacarse por su moderación e ignorando los mensajes de Havel en los que llama a la misma, Meciar anunció que después de las elecciones se declarará la soberanía de Eslovaquia, se promulgará una Constitución independiente de la checa, se llamará a referéndum y se creará el cargo de presidente de la república eslovaca.

Muchos políticos aseguran que el radicalismo verbal mostrado por Vladímir Meciar es tan sólo una técnica populista y que actuará más sobriamente al ocupar un cargo político. Según Dienstbier, "Meciar tendrá que adoptar posiciones más pragmáticas que durante su campaña". Reconoció, sin embargo, que una Eslovaquia independiente traería "daños no sólo a la economía, sino también a la seguridad de la región".

Václav Havel apeló dramáticamente a los electores checoslovacos el martes pasado, advirtiéndoles que no sólo votaban sobre el futuro de su país, sino, indirectamente, sobre el futuro de Europa.

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