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FERIA DE SAN ISIDRO

Fernando Lozano asegura que su apellido le perjudica

Fernando Lozano, hijo de uno de los empresarios de Las Ventas, Pablo Lozano, y sobrino de los otros dos, José Luis y Eduardo, afirma que en su carrera le ha perjudicado más que beneficiado su apellido. Lozano, de 29 años, cumple esta tarde el primero de los dos contratos que tiene en el abono y que estima que se merece: "En mi opinión, me los he ganado y no son en absoluto fruto de gozar de enchufe por ser familia de los empresarios".El madrileño afirma que está acostumbrado a que le discutan todo por ser un Lozano, lo que sólo le benefició en sus inicios para abrirle camino en sus primeros festejos como novillero, aunque dice que su padre le sometió a varias fuertes pruebas: "No le gustaba mucho que yo fuese torero y por eso tuve que convencerle en mis primeras actuaciones, porque, además, él sí sabía que nuestro apellido iba a llamar mucho la atención y no quería que hiciese el ridículo".

Ya centrado en sus dos contrataciones para la feria arguye que son producto de su trayectoria general hasta ahora y a la particular en Madrid, donde considera que a veces no ha estado bien, pero que nuca ha estado mal. "No quiero dar nombres", comenta, "pero muchos llevan bastantes años sin cortar orejas aquí, otros nunca han salido por la puerta grande, y sin embargo se les discute menos".

Declara que siempre ha sido un adicto a la ganadería de Sepúlveda, anunciada para hoy, y a quien pertenecía el toro al que cortó las dos orejas en 1990: "Los elegí, además, por el gran trapío que me han dicho que traen, mientras que otras figuras los rechazaron y se apuntaron a divisas mas cóinodas".

Lozano agrega otro ejemplo de los perjuicios que le ha ocasionado su apellido. "Chopera nunca me contrató en Madrid cuando era empresario. Y después, ni siquiera en 1990 me dio cancha en ninguna de sus plazas. 0 sea, que yo pagaba culpas ajenas".

El diestro señala que con su toreo, al que califica de serio y clásico, intentará un nuevo éxito para coger máxima fuerza y mejorar su discreta temporada anterior: "El percance que sufrí en la primera de la feria isidril me impidió rendir en la segunda y ya no me centré demasiado, aunque también me pasaron facturas y se olvidaron de mi nombre en muchas férias".

Paco Ojeda, 37 años, también comenta que la corrida es muy grande y fuerte, lo que considera una ventaja en Madrid, y lo explica: "Es así porque el público no se mete contigo y te deja tranquilo mientras toreas, porque es muy desagradable jugarte la vida entre voces".

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