Waldheim se retira
LAS ELECCIONES presidenciales en Austria han marcado el fin del mandato de Kurt Waldheim: una etapa bastante vergonzosa para los austríacos, ya que los oscuros antecedentes de esa persona como oficial hitleriano en la II GuerraMundial provocaron su aislamiento internacional. Con la excepción de ciertas capitales árabes y de la Alemania del canciller Kohl, no ha sido invitado a ningún país, y muy pocos dirigentes extranjeros le han visitado. Por ello, la renovación de su mandato era una hipótesis que él mismo tuvo que descartar. ¿Quién será su sucesor? En la primera vuelta de las elecciones se han destacado dos candidatos, el socialdemócrata Streicher y el conservador Klestil, candidato del Partido Popular, los cuales se enfrentarán en una segunda vuelta el 24 de mayo.Pero el dato más llamativo, y preocupante, de la consulta electoral del domingo ha sido que el partido encabezado por el neofascista Joerg Heider (curiosamente llamado liberal), con sus posiciones xenófobas y autoritarias, ha confirmado su fuerte presencia política con más del 16% de los votos. Es un fenómeno que no es exclusivo de Austria: se manifiesta, con unas u otras características, en todas las elecciones europeas de los últimos tiempos. Austria, por su posición geográfica, es un lugar de paso de una gran parte de la inmigración de los países del este de Europa. Y no sólo de paso: muchos se esfuerzan por establecerse en Viena y otras ciudades. Esta realidad, que plantea sin duda problemas serios de alojamiento y de trabajo, sirve de base a las campañas del partido liberal contra los extranjeros. A la vez, Heider descalifica a los otros partidos, echa la culpa de los problemas sociales no resueltos a la ineficacia de la vieja política y agita un nacionalismo con resabios nazis.
Por otra parte, los electores no han dado una ventaja marcada a ninguno de los dos candidatos llamados a competir en la segunda vuelta. El que partía como favorito, el socialista Streicher, se ha quedado por debajo de la votación obtenida por su partido tanto en las presidenciales de 1986 como en las legislativas de 1990. Este retroceso socialista es un rasgo bastante general en las consultas europeas del último año. Para la segunda vuelta, Streicher podría contar en principio con el 5% obtenido por el candidato verde. Pero ni siquiera este apoyo es muy seguro: en los temas políticos más candentes, los verdes se oponen radicalmente a las posiciones socialistas: rechazan el ingreso en la CE y defienden la neutralidad tradicional de Austria, a pesar de que tal política ha perdido toda razón de ser en la actual coyuntura.
En cuanto al candidato de la derecha, ¿dónde puede encontrar los votos necesarios para ganar la segunda vuelta? Si bien no se han producido aún declaraciones oficiales, Heider ya ha manifestado su preferencia por Klestil. Surge, pues, el peligro de que en la segunda vuelta de las elecciones el partido liberal (neofascista) otorgue su apoyo al candidato del Partido Popular. Ello podría provocar una crisis política en la coalición gubernamental, formada por socialistas y populares. En todo caso, no mejoraría mucho la imagen de Austria en el mundo si, después de la presidencia de Waldheim, el nuevo presidente resultase elegido con los votos neofascistas y quedase en cierto modo condicionado por ese regalo envenenado.
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