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La asamblea de la EMT aclama a su líder en paro

Juan Carlos Sanz

"¡Pablo!, ¡Pablo!, ¡Pablo!". Los vítores de los 2.000 trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que asistieron en la mañana de ayer a una asamblea arrancaron lágrimas al líder de la Plataforma Sindical, Pablo Rodríguez Peña. Tras el fallo judicial que le ha dejado en paro, junto con otros siete dirigentes, Rodríguez ofreció a la dirección de la EMT otra tregua -tres semanas más- para que anule 25 despidos por formar parte de piquetes, renueve el contrato a un centenar de trabajadores temporales y firme el convenio colectivo.

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Nadie preguntó en la asamblea si ha merecido. la pena una huelga de 65 días -cuando el convenio estaba prácticamente pactado- para desembocar en una sentencia que ha dejado en la calle a los principales promotores del conflicto. Sólo Pablo Rodríguez ofreció una explicación a sus ex compañeros de la EMT: "Que haya ocho despedidos es sólo un contratiempo, no una derrota". En su opinión, la huelga ha servido para "garantizar la mayor parte de las readmisiones" y para frenar los intentos de privatizar la EMT, "que supondría la supresión de 1.500 puestos de trabajo".Pero el líder del sindicato de la empresa de autobuses urbanos también proporcionó una justificación ideológica a la huelga de 65 días: "Hemos aprendido mucho; en las casetas de personal ya no se habla de los goles del Real Madrid, ahora se habla de Maastricht, de la ley de huelga, ahora se habla de política". También alabó "la amistad y el compañerismo" que han surgido entre trabajadores que antes únicamente compartían el mismo uniforme. "Sabemos quiénes son esquiroles y quiénes no; hemos descubierto que los mandos intermedios son pura escoria", proclamó entre gritos de aclamación. Antes, Pablo Rodríguez había jugado con habilidad sus bazas: "Estoy convencido de que si se propone una huelga por los ocho despedidos seguro que vamos a la huelga".

"Sííííí", contestaron con aplausos los asistentes a la asamblea.

No será necesario. El líder de la Plataforma anuncio que contra los ocho despidos confirmados por el juez sólo se emprenderán "acciones jurídicas y políticas".

Sin embargo, advirtió que se convocarán nuevas "acciones de fuerza contra el acoso de la empresa" si no son readmitidos los 25 despedidos por participar presuntamente en piquetes, así como los cerca de 100 contratados temporales que se quedaron sin trabajo durante el conflicto y los conductores que aprobaron los exámenes de ingreso y no pudieron incorporarse a su puesto. Y, por descontado, también si no se firma durante la tregua el convenio para 1992, en el que la Plataforma reclama un incremento salarial del 8,5% y la reducción de la semana laboral a 36 horas.

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El próximo lunes, el sindicato mayoritario de la EMT comunicará a la dirección de la compañía los nombres de los seis afiliados que sustituirán a los despedidos en los puestos del comité de empresa y en la mesa negociadora del convenio.

Cuando tomen posesión oficialmente de los cargos de representación -a finales de la semana que viene- comenzará la tregua concreta de 15 días que ayer ofreció Pablo Rodríguez. A pesar de la confirmación judicial de su despido, el líder sindical pretende participar en las negociaciones en calidad de asesor -"sin uniforme de conductor"- de los trabajadores.

En su larga intervención ante la asamblea, el secretario general de la Plataforma pasó de puntillas sobre Ios errores [cometidos durante la huelga] que habrá que corregir en la nueva etapa que se inicia". Sin embargo, recordó que la empresa admite que su sindicato aún tiene mucha fuerza en la EMT y que sin la Plataforma Sindical no habrá paz social.

Pablo Rodríguez pasó la prueba con éxito. El respaldo de la asamblea fue unánime. Los trabajadores se mostraron dispuestos a reanudar la huelga y a apoyar económicamente a los despedidos.

Incluso aplaudieron la propuesta de Ramón Fernández Iglesias, miembro del secretariado de la Plataforma, de renunciar al incremento de retribuciones en el próximo convenio a cambio de que la empresa readmita a los ocho dirigentes.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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