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Entrevista:LA U.R.S.S SE MUERE

“No me veo de maestro de ceremonias”

VITALI TRETIAKOV Mijaíl Gorbachov reconoce que todo hace pensar que ha entrado en la etapa más difícil de su vida política. Pero a pesar de todo, considera que no ha sido errónea su actitud respecto a la firma del Tratado de la Unión, concretamente en relación al proceso de Novo Ogarevo, por el cual los dirigentes de nueve repúblicas se pusieron de acuerdo sobre un texto que establecería la nueva forma que regirá sus relaciones. "Estoy totalmente convencido de que el Tratado de la Unión es una base absolutamente ineludible para la reforma de nuestro Estado multinacional", afirma Gorbachov. "Por el contrario, cree, que la concertación sería complicada si se hiciera con un grado tal de libertad que cada uno pudiera retirarse a su feudo, o crear un Estado nacional, aunque fuera dentro de una comunidad".

"Deseo la libertad enormemente" añade. "Ha llegado quizá el momento de decir que no pienso reivindicar un papel en la futura estructura. Para mí, ésa no es una cuestión primordial. Lucho por demostrar que nos hace falta un Estado de la Unión, una unión flexible, donde los Estados se entiendan entre ellos y formen el poder central que necesitan".

Unión tripartita

Pregunta.¿Cuáles son los defectos del acuerdo de la Comunidad de Estados Independientes?

Respuesta. Veo en él, para empezar, la desintegración.

P. Pero se trata al menos de una unión tripartita...

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R. Cierto, pero el acuerdo al que han llegado estipula que se producirá la desintegración. Sin embargo, frente a esta realidad haré: todo lo que pueda, en mi calidad de presidente, para que este proceso se desarrolle dentro del marco constitucional. La gente deberá elegir. Si optan por esta vía, eso implica que estoy en desacuerdo con ellos. Pero eso no quiere decir que renuncie a mi idea. En cualquier caso, respetaré la elección del pueblo si es conforme a la Constitución; si descansa en procedimientos ¡legales, expresaré mi desacuerdo.

P. ¿Está usted dispuesto a emplear su cargo de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas en su lucha por defender su concepción del futuro del país?

R. Quiero decir de forma categórica que cumplo mi función de comandante en jefe de forma que pueda velar por el Ejército, y evitar la desestabilización de esta institución primordial del Estado, de tal forma que se adecue estrictamente a su misión. No creo que un político fuese digno de confianza si quisiera poner a las Fuerzas Armadas al servicio de sus objetivos políticos. Un proyecto político iría a la ruina si por llegar al final se planteara sacar los tanques a la calle. Ése es un callejón sin salida. Nadie tiene el derecho a jugar la carta del Ejército. En este punto debe prevalecer la unanimidad.

Solución positiva

P. Usted mismo ya ha sugerido la posibilidad de dimitir. Me parece que hay un proyecto en marcha: consiste en no dejarle a usted más que un papel de presidente honorario.

R. No ha habido discusión alguna a este respecto. Mi deber es emplear todos los recursos y no solamente aquellos que se derivan del poder. Estos recursos tienen un origen muy distinto. En mí descansa la mayor responsabilidad de lo que ocurra y el deber de aportar una solución positiva. Y para ello utilizaré todos los recursos hasta llegar a una decisión concertada sobre cómo debe ser nuestro Estado, y las instituciones que servirán bien a una unión [de repúblicas] o a una comunidad.

Pero no me veo en el papel de maestro de ceremonias de la boda [la recién creada en Minsk Comunidad de Estados Independientes]. Si, de cualquier forma, el proceso excediera en mucho los términos de este proyecto de acuerdo puesto en marcha, me sería imposible asumir la responsabilidad de este tipo de política. No me faltan dudas al respecto. Debo advertir sobre ello a la gente: se avecinan los meses más duros de nuestra historia.

P. ¿No ve absolutamente nada positivo en este acuerdo?

R. En mis declaraciones me he opuesto a la forma en que este acuerdo se ha llevado a cabo y a aquellas de sus disposiciones que son, a mi modo de entender, ilegales, pero he dicho a continuación que hay en él aspectos positivos. Si fuera una decisión definitiva, sería inaceptable. Otra cosa sería si no se tratara más que de una contribución para añadir a la discusión de nuestro proyecto de Tratado de la Unión. Además no hay claridad alguna en este acuerdo sobre lo que serán los mecanismos de concertación.

Una cosa está clara: todo se enfoca hacia la destrucción, sin preguntarse qué mecanismos funcionarán. Hay muchas más preguntas que respuestas. En su momento nos reuniremos con Borís Nikoláievich Yeltsin, ya que el proceso se ha complicado y embrollado. En la zona asiática del país, en las repúblicas autónomas (de la Federación Rusa), la gente se pregunta sobre el sentido de lo que está ocurriendo. Considero útil e indispensable un encuentro con los líderes de las repúblicas para tratar de entender lo que ha ocurrido y dónde estamos. Esto puede hacerse en el marco del Consejo de Estado o en un encuentro informal de los presidentes de las repúblicas con el presidente.

P. ¿Y si fuera usted invitado a Minsk como capital del acuerdo tripartito?

R. Creo que Moscú es el lugar apropiado.

Nuevo golpe de Estado

P. ¿Cree usted que un golpe de Estado militar es posible en nuestro país a corto plazo?

R. Creo que los demócratas no lo admitirían. En cuanto a las fuerzas reaccionarias, pese a todos sus esfuerzos por reunirse y movilizarse después del golpe, no conseguirán utilizar al Ejército. Estoy absolutamente convencido de ello.

P. ¿Estaría usted dispuesto entonces a dar su apoyo, bajo ciertas condiciones, a la Comunidad de Estados Independientes?

R. Creo que políticamente deben utilizarse los aspectos positivos de este acuerdo. Aceptaré la elección de las instituciones representativas y del pueblo.

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