El Partido Comunista Cubano reparte armas entre obreros y campesinos
Rifles del calibre 22, viejas carabinas utilizadas por los milicianos durante las luchas contra insurgentes del Escambray, fusiles, escopetas de caza, revólveres, pistolas... forman parte de las armas de todo tipo que el régimen de Fidel Castro ha comenzado a repartir entre obreros y agricultores como un medio de lucha contra el desbordado incremento de la delincuencia en la isla caribeña.Después de 30 años sin apenas delincuencia ni delincuentes, uno de los logros que la revolución ha paseado por el mundo para demostrar las bondades de su sistema, el fenómeno delictivo ha reaparecido nuevamente en la sociedad cubana, y con unas dimensiones tan alarmantes (sólo el año pasado creció un 27%) que es ya asumido por las autoridades como un problema nacional.
Frente a esta realidad que amenaza con escaparse de las manos, el Gobierno cubano ha ideado una serie de medidas de choque que en la práctica suponen un reforzamiento del ya de por sí férreo sistema policial cubano. En primer lugar, entregar armas a los "obreros destacados" y a los campesinos de las cooperativas y granjas estatales de toda la isla, medida que busca comprometer a los trabajadores en la defensa de la "propiedad socialista", el sector más golpeado por la delincuencia. La crisis económica y el desabastecimiento generalizado que se vive en la isla son una de las causas de que el 68% de los delitos que se cometen en Cuba sean contra la propiedad.
Vigilar la ortodoxia
También, la creación de un "sistema único de vigilancia y protección" en la capital cubana, que supone la integración en un solo cuerpo, y empezando desde los barrios, de la Policía Nacional Revolucionaría y el Ministerio del Interior en lo que es una institución con funciones mucho más amplias que las de la policía, y entre las que está la de actuar contra las manifestaciones de oposición y disidencia interna. Ello supone que este cuerpo recién creado debe incrementar el control sobre la población más allá de lo puramente delictivo.El sistema único de vigilancia, que empezará a funcionar en La Habana en diciembre, tiene entre sus objetivos "lograr la acción coordinada de todas las fuerzas revolucionarias del pueblo en la guerra contra las manifestaciones antisociales, y contrarrevolucionarias o disidentes, bajo la dirección del partido comunista".
Por otro lado, y dentro de este afán de "lucha a muerte" contra una delincuencia que crece y crece -en 1990 los delitos graves ya se incrementaron en un 42%, mientras que en el primer trimestre de 1991 los hurtos aumentaron un 63% con respecto a igual periodo del año pasado-, las autoridades cubanas han decidido impulsar la celebración de "juicios ejemplarizantes" en cualquier calle o esquina de la capital, cuyo objetivo es airear el espíritu de severidad con que a partir de ahora se juzgará a los rateros y delincuentes.
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