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Organizaciones de minusválidos resucitan juegos ilegales como método de financiación

Organizaciones de minusválidos han vuelto a montar rifas ilegales como método de financiación, siguiendo la estela de Prodiecu, la estructura que puso en pie un potente sorteo hasta su desarticulación por Interior en 1987. Los nuevos cupones, en los que figuran anagramas de asociaciones y menciones de su objeto social, se ven de nuevo en bares y mercados de Andalucía, Madrid, Galicia, Asturias y otros puntos de España. Entretanto, Economía y Hacienda ha negado la venta de la Lotería del Zodíaco a un grupo de deficientes físicos.

Poco a poco, parece que el fantasma de Prodiecu se está haciendo visible de nuevo. En Granada, Algeciras, Córdoba, Málaga, Huelva y Cádiz, así como en determinados barrios de Sevilla, puede adquirirse un cupón llamado Fama, cuyos vendedores trabajan con porcentajes del 35%, superiores a los que perciben los trabajadores de la ONCE. En la zona industrial del sur de Madrid y en distintos lugares de Andalucía se juega también a un cupón denominado MAE (Minusválidos Asociados de España), que cuesta 50 pesetas, la mitad que el de los ciegos, y otorga premios en relación con las últimas cifras del número de la ONCE.En La Coruña compiten con el cupón pro ciegos dos sorteos de minusválidos, a pesar de que la Xunta, competente en materia de juego, asegura que no ha concedido autorización para estos sorteos y que nadie le ha pedido permiso para realizarlos. Uno de los cupones gallegos tiene premio de un millón. Estos boletos, que se venden a 100 pesetas, van encabezados por las siglas ASM. En el cupón figura una dirección en La Coruña y está impreso un número de identificación fiscal sin letra alguna.

Las rifas ilegales hacen la competencia al cupón pro ciegos, como en su día hizo Prodiecu, la organización que fue desarticulada por el Ministerio del Interior en una operación enmarcada en las negociaciones llevadas a cabo entre la Administración y la ONCE. Esta última logró el apoyo de la fuerza pública para quitarse de encima el boleto competidor, a cambio de compromisos de ayuda a los demás minusválidos.

Por esta razón -entre otras- la ONCE se hizo cargo de 7.000 empleados de la organización ilegal, que se han integrado como vendedores en la estructura de los invidentes. Otros 4.000 quedaron, no obstante, fuera de esta última.

Nada menos que 1,2 millones de personas mayores de 18 años sufren algún problema de minusvalía en España. Algunos de ellos viven integrados perfectamente en actividades profesionales, pero otros muchos sólo cuentan con una pensión de 30.000 pesetas mensuales como máximo.

Se paga esa prestación a 230.000 personas con discapacidad física, psíquica o sensorial en grado igual o superior al 65%. Además de las pensiones, Asuntos Sociales subvenciona programas de atención domiciliaria adaptación de mini-residencias para minusválidos y otros, con cargo al 0,5% del IRPF. Este año, esas subvenciones representan un poco más de dinero que en la anualidad precedente, pero menos que en 1989.

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Dentro de esa errática evolución del fondo, la Confederación Estatal de Minusválidos Físicos (COCEMFE) ha visto disminuir sus recursos: este año recibe 130 millones procedentes del IRPF, frente a los 240 millones del ejercicio anterior. Los minusválidos físicos han acusado muy negativamente estos recortes. Núcleos de personas con deficiencias físicas son precisamente los animadores de las rifas ilegales.

La realidad es que el volumen total de recursos procedentes del IRPF -1.500 millones este año- es varias veces inferior al dinero que la ONCE tiene que dedicar a dotar una fundación destinada a los minusválidos no ciegos (entre 8.000 millones y 9.000 millones cada año), pero que en la práctica se utiliza para fines de lo más diverso (EL PAÍS, 15 de noviembre de 1991).

La negativa de Economía se basó en que el juego del Zodíaco debe considerarse como un sorteo más de la Lotería Nacional, cuyos billetes sólo pueden ser vendidos por las administraciones a las que se adjudica por concurso público.

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