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El Atlético dominó, pero perdió ante el Valencia

El Valencia ganó al Atlético de Madrid a pesar de que fue dominado durante la mayor parte del encuentro. Hiddink salvó así su puesto, amenazado hasta ayer por la vacilante marcha de su equipo en la Liga. El partido era clave para el Valencia. Sólo le servía la victoria para intentar acercarse a la cabeza de la tabla. El Atlético controló el partido pero no supo traducir su dominio en ocasiones claras.Desde el principio fue el Atlético el que controló el ritmo del juego. El Valencia esperaba atrás con la idea de quitar espacios a la velocidad de Futre y Moya y a la vez ser él quien sorprendiera al contragolpe. Hiddink ya lo había insinuado a lo largo de la semana. Dejó en el banquillo al panameño Rommel Fernández, que en lo que va de Liga parece empeñado en dejar en mal lugar a los técnicos que lo ficharon, y jugó con un solo delantero, el búlgaro Penev.

El Valencia amagaba y el Atlético parecía tenerlo todo controlado. Sin embargo, fue precisamente una arrancada impetuosa del defensa Giner la que quebró la estrategia del equipo madrileño. Tras el gol, el partido tomó otro aire. Los hombres de Luis Aragonés adelantaron líneas, pero su teórico dominio, que se acentuó con el paso de los minutos, sólo se reflejó estadísticamente en dos disparos lejanos de Vizcaíno que logró detener Sempere, el segundo con bastantes apuros. Por contra, las salidas al contraataque del Valencia, casi siempre con superioridad numérica, crearon algún momento de desconcierto en la zaga visitante, aunque no tuvieron reflejo en el marcador por la propia ingenuidad de los jugadores valencianistas, poco acostumbrados a esas situaciones.

Las cosas no cambiaron después del descanso. El Atlético fue arrinconando poco a poco al Valencia en su parcela. El alemán Schuster tomó el mando de las operaciones, buscó todos los balones y los distribuyó con su talento habitual. En el minuto 57 Luis Aragonés, en vista de que sus hombres no lograban traspasar la muralla que el Valencia había dispuesto delante de su área, se lo jugó todo a una carta. Sustituyó a un defensa, Soler, por un delantero, Aguilera, y, además, Futre, que había pasado desapercibido en su indefinida posición a mitad de camino entre el centro del campo y la delantera, adelantó también su posición. El encuentro vivió entonces sus momentos más intensos. El Atlético apretaba pero no ahogaba y Schuster desperdició dos lanzamientos directos al borde del área, ante la alegría de la parroquia local, que temía su efectividad en esa zona. El gol rondaba ante Sempere, pero no llegaba.

El Valencia ejerció a la perfección su papel de equipo agobiado, tal parecía que era el equipo que jugaba fuera de su campo. Guus Hiddlnk tuvo que salir varias veces del foso para dar instrucciones a sus jugadores. Si se hubiera tratado de un partido de baloncesto, tal vez hubiese sido el momento adecuado para cortar el ritmo del equipo contrario con un tiempo muerto.

Cuando más intenso era el dominio del equipo madrileño llegó la expulsión de Juanito, tras una entrada a Penev que le valió la segunda amonestación de la noche. El Valencia encontró entonces más espacios para llevar a cabo sus contraataques, que no había podido ejecutar hasta ese momento.

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