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Entrevista:

Las confesiones de Martina

"Me siento atraída por los dos sexos", dijo la tenista en la Prensa americana

Martina Navratilova esperaba partir el pasado sábado para un safari a África. En cambio, la vieja señora del tenis se ve obligada a permanecer en Fort Worth, Texas. Melancólica, pasa sus jornadas en el hotel, levantando pesas y manteniéndose en forma. O también en las oficinas de sus abogados o en las salas del tribunal. Por un instante, la pasada semana creyó que obtendría un resultado favorable en el proceso judicial entre la campeona y su ex compañera sentimental, Judy Nelson. En cambio, nada está aún resuelto y el proceso continúa.

Judy Nelson pide el respeto de una especie de contrato prematrimonial firmado (y grabado en vídeo) por las dos mujeres en 1986. Exige la mitad del dinero ganado por la tenista en los siete años de su vida común, primero en Fort Worth y luego en Aspen, Colorado. Martina llora, pero no consigue una solución. Y se ve obligada, para defenderse, a revelar sus asuntos más íntimos y embarazosos, de los sueños de amor a las preferencias sexuales.Navratilova siempre ha sido muy abierta y sincera sobre su vida personal. "Pero una cosa es hablar de ello con usted, por teléfono o en una entrevista. Y otra es tener que dar cuenta de ello ante un magistrado", explica la campeona, que no huye ante los periodistas. No se avergüenza. No tiene miedo. En una entrevista, con Thomas Korosec, del Fort Worth Star Telegram, acusó a su ex amante de haber estado con ella sólo por el dinero, los amigos famosos. A Barbara Walters, la famosa periodista televisiva de la cadena ABC, le confesó los secretos de su sexualidad. He aquí, en síntesis, lo que Martina Navratilova ha dicho en esta serie de charlas sobre su vida.

Pregunta. Martina, no responda si no quiere. ¿Se considera bisexual, lesbiana o qué otra cosa?

Respuesta. Es una pregunta difícil. Me gustan los hombres y me gustan las mujeres, pero prefiero estar con éstas, las encuentro más interesantes. Me siento atraída físicamente por ambos sexos, pero -sentimentalmente- prefiero la compañía de una mujer.

P. ¿Nunca ha tenido una relación romántica con un hombre?

R. Sí.

P. ¿Jamás ha pensado en casarse con un hombre?

R. No.

P. ¿Qué siente ahora por la mujer que amó?

R. Me siento traicionada. Judy quiere hacerme pagar el dolor que le he causado al no querer vivir más con ella. Mi pecado es no amarla ya. ¿Pero por qué tendría yo jamás que pagar por esto? Se lo pregunté el martes pasado: ¿por qué no dejas de vivir a costa mía?, ¿por qué no trabajas?

P. ¿Qué está en el origen de aquel acuerdo de 1986?

R. Vivíamos como marido y esposa, como dos mujeres que viven juntas y que se aman mutuamente.

P. ¿Se podría definir como una forma de sexo pagado?

R. No me lleve tan lejos. Más bien, amor a cambio de dinero.

P. Nelson dice que se ocupaba de todo: de sus viajes, de sus vestidos, de sus comidas. Todo, excepto jugar al tenis...

R. Pero también antes de vivir juntas hacía yo sola esas mismas cosas. Como he seguido haciéndolas después.

P. ¿Daba un salario a Judy?

R. Sí, desde 1985 a 1990. 850.000 pesetas al mes. Por tanto, ha sido pagada por cualquier cosa que haya hecho.

P. Judy afirma que hay otra mujer en su vida, Cindy Nelson, la campeona de esquí, y por eso la ha dejado.

R. Estoy muy cercana a Cindy, somos muy amigas, pero no es ésta la razón por la que he dejado a Judy. Es simplemente que no veía ya futuro alguno en esa relación.

P. En 1986, dos años después de comenzar su relación, Judy Nelson y usted se sentaron y con una cámara de vídeo filmaron el acuerdo en el que ambas prometían dividir al 50% todo ingreso de una o de otra. ¿Por qué lo hizo?

R. Porque no sabía bien lo que significaba. No tenía razón alguna para regalarle todo el fruto de mi trabajo. Quiero decir: he jugado al tenis durante 18 años, ha sido un esfuerzo muy duro, ¿y por qué debería dar la mitad de mis ingresos a alguien que jamás ha tenido que ver con mi carrera?

Premeditación

P. ¿Cree que todo esto ha sido premeditado? ¿Cree que Judy sabía lo que estaba haciendo entonces?

R. Yo pensaba que me amaba sinceramente. Incluso pese a que mi hermana estaba convencida de que Judy se aprovechaba de mí. Ahora pienso también que todo ha sido organizado con mucha antelación. Cuando nos separamos me dijo: "Bueno, me debes la mitad". Y yo me había olvidado completamente del documento.

P. ¿Y la cinta de vídeo?

R. La cinta de vídeo es otro asunto. En realidad, yo quería proteger a Judy de mis padres. De hecho, en esa misma ocasión hice testamento, dejando la mitad a Judy y la otra mitad a mis padres. De ese modo, yo quería evitar que mis padres exigiesen la parte dejada a Judy. Es algo que ahora parece ridículo.

P. En su autobiografía dice que habría querido tener hijos.

R. Sí, aún sigo pensando en ello. A veces veo niños bellísimos, otras veces reflexiono sobre los problemas que dan. Yo sería una mamá maravillosa, pero tengo 35 años y carezco de una vida normal.

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