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Lituania admite haber amnistiado a criminales nazis

El Gobierno de Lituania reconoció ayer que se habían cometido errores en la amnistía concedida a 1.800 personas condenadas por los tribunales soviéticos, ya que entre los beneficiados había también criminales de guerra nazis, sentenciados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Simon Wiesenthal, director del Centro de Documentación Judía de Viena, advirtió días atrás que entre los amnistiados por el Gobierno de Vilna había criminales de guerra nazis.

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Hasta ahora los beneficiarios de los certificados de rehabilitación -proceso iniciado a fines del año pasado- alcanzaban la suma de 1.800. "Si cuatro o cien de ellos participaron en el holocausto es irrelevante", dijo Wiesenthal a este periódico. "Lo increíble es que éstos hayan sido incluidos en la lista de beneficiarios", concluyó.El presidente de Lituania, Vitautas Landsbergis, que ha ofrecido a Israel establecer relaciones diplomáticas con su Gobierno, negó públicamente a comienzos de esta semana que se hubieron producido rehabilitaciones de criminales de guerra, en respuesta a los centenares de protestas realizadas por las organizaciones judías de todo el mundo. Aceptó, sin embargo, la posibilidad de que "entre los individuos reprimidos por los soviéticos hubiera también criminales del holocausto".

Los centros Simon Wiesenthal en Los Ángeles y en Jerusalén investigan en estos momen tos una lista con aproximada mente 100 nombres de lituanos beneficiados por la amnistía, que formaban parte, en su mayoría, de los temidos batallones números 11 y 12 de la policía lituana que colaboró con los nazis. Durante la ocupación alemana (1941-1944), los einsatzgruppen, unidades de acción encargadas de poner en práctica la llamada solución final a la cuestión judía, informaban a la central en Berlín sobre la cooperación positiva de la población local.

Los fascistas lituanos servían en grupos especiales integrados en el ejército de Hitler, que se dedicaron también al exterminio de polacos, rusos, ucranios y gitanos, incluso después de que los alemanes abandonaran su territorio.

Un cuarto de millón de judíos vivía en Lituania antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. A mediados de 1941 ya habían sido deportados a campos de exterminio 136.000, según las estadísticas de los propios nazis.

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Vivir, del recuerdo

Actualmente, hay 5.000 judíos en una pequeña colectividad que vive del recuerdo. Lituania, Lite en yiddish, fue uno de los centros culturales y religiosos más activos del judaísmo de Europa del Este.

A fines del siglo pasado había 300 comunidades organizadas, su escuela de rabinos exportaba líderes religiosos a toda Europa y allí se iniciaron en el año 1783 las primeras editoriales en hebreo.

Unas docenas de supervivientes judíos de Lituania se reunieron en abril de 1947 en Múnich para adoptar una resolución sobre la "culpa de la población lituana en los crímenes del holocausto". En la memoria de las víctimas, los lituanos ganaron la reputación de haber estado entre los colaboradores nazig más atroces.

Las rehabilitaciones -que por "equivocación, apuro o ceguera política" afectan a algunos criminales de guerra y se harán extensivas a unas 22.000 personas- contradicen una ley del Parlamento lituano de mayo de 1990 en la que se condena el, genocidio contra los judíos y se prohíbe amnistiar a los culpables de crímenes de guerra. Para el rabino Marvin Hier, jefe del Centro Simon Wiesenthal de Los Ángeles, "una rehabilitación es algo que compete a un juez y no a un Gobierno". Para Simon Wiesenthal, que: ha pasado más de la mitad de: su vida buscando criminales nazis a lo largo y ancho del mundo "para hacer justicia", ya es demasiado tarde.

Los verdugos tienen ahora unos 80 años o murieron sin pagar sus culpas.

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