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Reportaje:GOLPE DE ESTADO EN LA U.R.S.S.

Yeltsin desafía el avance de los tanques atrincherado en el Parlamento ruso

Pilar Bonet

La junta golpista que tomó el poder en la URSS el pasado lunes respondió ayer al desafío de Borís Yeltsin y de cientos de miles de rusos con el toque de queda en Moscú y el asedio con tanques a la Casa Blanca, sede del Parlamento y del Gobierno rusos. La marcha implacable de los blindados, que destrozaron las barricadas levantadas por la población civil, produjo la muerte al menos de tres personas frente al Parlamento. El caos y la confusión reinaban durante la madrugada de hoy. Horas antes, Yeltsin había llamado a la resistencia civil ante más de 100.000 enfervorizados seguidores. Exigió la disolución del Comité de Emergencia, a cuyos miembros consideró fuera de la ley y prometió juzgar una vez que sean derrotados. Yeltsin dijo que resistiría hasta el final.

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El toque de queda en Moscú fue declarado por el jefe militar de la zona, general Nikolái Kalinin, y está en vigor desde las once de la noche a las cinco de la madrugada. La razón aducida es que se trata de "prevenir la escalada de actividades ilegales".Leningrado tampoco se ha librado de la acción de los golpistas y durante la madrugada una columna de tanques se dirigía al Ayuntamiento de la segunda ciudad de la URSS. El alcalde, Anatoli Sobchak, hizo un llamamiento a la población para que acuda a defender el poder legalmente constituido.

Dentro del Parlamento ruso, en un ambiente de gran dramatismo, los diputados que permanecían en el edificio estaban reunidos de madrugada para decidir si respondían con las armas a la eventual intervención de los golpistas o les dejaban entrar pacíficamente. Mientras unos eran partidarios de la resistencia y del sacrificio por la patria", otros, temiendo una carnicería, exhortaban a evitarla y señalaban que los soldados que conducen los tanques del Ejército son sólo "muchachos adolescentes". En los aposentos del ministro de Defensa de Rusia, Alexandr Kobets, un sacerdote daba la comunión a una larga fila de soldados, e incluso llegó a bautizar a algunos. La situación era extremadamente confusa. Al tiempo que los tanques avanzaban con la intención de reducir la resistencia de Yeltsin, se producían dimisiones en candena en el Comité de Emergencia, el órgano golpista.

Fuentes del Parlamento ruso informaron que el ministro de Defensa y miembro del Comité de Emergencia, Dmitri Yázov, de 67 años, había dimitido y había sido sustituido por el general Mijaíl Moisíyeiv, un halcón. Por su parte, el primer ministro soviético, Valentin Pávlov, miembro asimismo del Comité de Emergencia, ha sido sustituido por el viceprimer ministro, Vitaly Dogujiev. Las razones esgrimidas para el relevo fueron los problemas de hipertensión de Pávlov. Paralelamente, la agencia Interfax informó anoche que había abandonado también la junta golpista Vladímir Kriuchkov, presidente del KGB. Los cambios ponen de relieve problemas de cohesión entre los promotores del golpe de Estado.

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Crisis abierta en el seno de la junta golpista

Viene de la primera páginaLos cambios de Pávlov, Yázov y, Kriuchkov corroboraban la tesis sobre la existencia de una crisis abierta, de imprevisibles consecuencias, en las filas de los conjurados golpistas. La situación era confusa y Moscú era pasto de los rumores de toda índole que afectaban también al paradero del presidente Gorbachov.

Los dirigentes de Rusia mantuvieron ayer los primeros contactos con el Kremlin, cuando una delegación encabezada por el vicepresidente de esta república, coronel Alexandr Rutskoi, se entrevistó con el presidente del Sóviet Supremo de la URSS, Anatoli Lukiánov, y le hizo entrega de una lista de 10 puntos, que incluyen la disolución de la junta golpista.

Esta junta, autodenominada Comité Estatal de Emergencia, ha sido declarada fuera de la ley por el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, quien, en un decreto especial, considera a sus integrantes, dirigidos por el vicepresidente de la URSS, Guennadi Yanáyev, como autores de un grave delito contra el Estado, por el que deben ser juzgados.

Durante el día, unos 100.000 moscovitas se habían concentrado en torno al Parlamento de Rusia levantando barricadas con autobuses, piedras y bloques de hormigón ante el extendido temor de que las tropas leales a los golpistas procediesen a lanzar un ataque. El sistema de defensa del Parlamento -la Casa Blanca, como es denominado por los rusos- fue asimismo reforzado. Los defensores del edificio fueron equipados con nuevo material de guerra y productos para fabricar bombas incendiarias.

En un mensaje radiofónico interno emitido a última hora de la tarde, Serguéi Stankevich, asesor de Yeltsin, invitó a las mujeres a desalojar el Parlamento, alegando que una columna de tanques se movía en dirección al edificio con intención de tomarlo por asalto. Otros dos asesores de Gorbachov, Vadim Bakatin, ex ministro del Interior, y Yevgueni Primakov, que acaba de regresar de Crimea, se refugiaron también en el edificio del Sóviet Supremo de Rusia.

El paradero del presidente Gorbachov, mientras tanto, sigue siendo objeto de diversas especulaciones. La cadena de televisión norteamericana ABC afirmó ayer que el presidente seguía en Crimea y que un grupo del KGB había intentado liberarlo. Por el contrario, el secretario de Estado de Rusia, Guennadi Burbulis, apuntó que Gorbachov estaba arrestado en Moscú y había sido imposible establecer contacto con él, según informó el servicio de noticias Interfax.

Críticas de Shevardnadze

Edvard Shevardnadze, ex ministro de Asuntos Exteriores con Gorbachov, aseguró ayer a la cadena de televisión francesa TF-1 que el "golpe de Estado es una aventura sin futuro", conducido por personas cuyos principios "datan de la Edad de Piedra". El ex ministro añadió: "Yo quiero creer que en este compló Gorbachov es la víctima y no el instigador, ya que si éste fuera el caso, habría firmado su pena de muerte, una muerte psíquica, moral y política". Shevardnadze añadió que la decisión de Gorbachov de abandonar Moscú había sido "un gran error. Algo que revela inconsciencia".

Alexis II, patriarca de todas las Rusias, pidió, por su parte, que se permita hablar a Mijaíl Gorbachov para "conocer su actitud arite los acontecimientos actuales ".

Fuentes del Comité Central del PCUS dijeron a Interfax que Gorbachov había llegado el lunes a Moscú. La oficina de prensa de este organismo, contactada por esta corresponsal, se remitió a las informaciones facilitadas por Guermadi Yanáyev, según el cual Gorbachov se encuentra enfermo.

Esta misma oficina negó que se celebrara ayer un pleno del Comité Central, en tanto que otras fuentes de la misma procedencia dijeron que el pleno previsto para ayer había sido suspendido con carácter indefinido. Según la Agencia Rusa de Información (RIA), en el Comité Central se desarrolló un debate sobre la convocatoria de un pleno extraordinario del PCUS destinado a destituir a Gorbachov del cargo de secretario general del partido. Los partidarios de convocar el pleno resultaron minoría, señalaba RIA.

La dirección rusa daba muestras ayer de una mayor agilidad en la elaboración de su estrategia de resistencia al golpe de Estado. Por orden de Yeltsin, el ministro de Exteriores de la República, Andréi Koziriev, salió de la URSS con destino a París y a Londres, donde tiene intención de explicar la situación existente en la URSS. En la capital francesa, Koziriev anunció. ayer que estaba dispuesto a formar un Gobierno en el exilio si la situación se deterioraba en la URSS.

En medios de la dirección rusa podía notarse preocupación ante la posibilidad de que la comunidad internacional muestre una actitud demasiado tibia frente a los golpistas o incluso llegue a reconocerlos por temor a las armas nucleares de la URSS.

Comunicaciones difíciles

La dirección rusa cree controlar el 70% de las estructuras de poder de la República, aunque las comunicaciones entre la Casa Blanca y las regiones son muy difíciles desde que los golpistas cortaron el lunes por la tarde el circuito telefónico gubernamental que vinculaba a la dirección rusa con los órganos de poder en las provincias.

La lista de peticiones que Rutskoi llevó al Kremlln incluía un examen médico de Gorbachov a cargo de expertos internacionales, cuya factura en divisas está dispuesta a pagar la dirección rusa. Además, exigía asegurar las condiciones para que Gorbachov ejerza sus obl'gaciones presidenciales, suspender las restricciones impuestas sobre la prensa de Rusia y la vuelta de las tropas a sus cuarteles.

Rutskoi, que intervino también en el gigantesco mitin de ayer, comentó después algunos detalles de la entrevista con Anatoli Lulciánov. Sobre la posición de este jurista, compañero de estudios de Gorbachov, pesan muchos interrogantes, aunque no es formalmente miembro del grupo de los ocho conjurados.

Rutskoi afirmó también que Lukiánov está dispuesto a mantener contactos con los dirigentes rusos y se había comprometido a entregar la lista de peticiones al Comité Estatal para el Estado de Emergencia. Los dirigentes rusos no quieren ningún contacto directo con este organismo, dado que lo consideran delictivo y fuera de la ley. Anatoli Lukiánov había convocado ayer una reunión del Presidium del Sóviet Supremo de la URSS para debatir la situación. A medianoche, el Sóviet Supremo de Rusia inició una sesión para analizar el golpe de Estado.

La huelga general indefinida convocada por Borís Yeltsin tenía ayer un impacto limitado, pero había cuajado en la zona minera de Kuzbás, en Siberia, donde dos tercios de las minas estaban en paro, según el líder minero Anatoll Malijin. Los mineros de Vorkutá, en el Círculo Polar Ártico, se sumaron también al paro, mientras los trabajadores del sector del petróleo llevaban a cabo una asamblea en Tiumen para decidir sobre su incorporación a la huelga.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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