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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un 'Otelo' de excepción

ENRIQUE FRANCO, En la crónica cultural de la ciudad, este Otelo de Plácido Domingo y Kallen Esperian y la Opera del Teatro Kirov, representado el 1 de agosto, hará historia. Santander, una capital de 300.000 habitantes aproximadamente, pudo aplaudir un Otelo de primera categoría, en un local como el Palacio de Festivales, de igual rango, gran belleza y hermosa acústica.

De Plácido Domingo como Otelo poco queda en el mundo por decir, las dotes vocales, técnicas, musicales y hasta humanas del tenor madrileño resultan idóneas para encarnar el celoso y enigmático moro veneciano. Tuvo además el acierto de tener como Desdémona a la soprano norteamericana Kallen Esperian, intérprete excepcional de su personaje. Esperían y Domingo enfrentaron y cohesionaron dos concepciones muy contrastadas de la lírica: la del estilo y la de la pasión. Y como la ópera, y más aún en un ejemplo tan genial como Otelo, de Verdi, se fundamenta en el juego de contrastes, a veces incluso de contrarios, el resultado tuvo magnificencia acrecida notablemente por la valía del barítono soviético Valeri Alekseev en la figura quizá más interesante y casi protagonista de la obra: Yago.

En los personajes menores se mantuvo un nivel inhabitual; tanto Emilia, la dama de compañía de Desdémona y esposa de Yago, como Cassio, el culpable inocente de los celos del moro, fueron encarnados por la mezzo Larisa Diadikova y el tenor VIadímir Solodovnikov con propiedad, esmerada línea y la justa impostación dentro del cuadro general del drama.

Los coros y la orquesta del teatro Kirov aportaron su alta profesionalidad, bien movidos, como toda la escena, por llia Moshinski. Desde conceptos rigurosamente musicales, el maestro Valeri Guergiev, al que recuerdo cuando fue premiado en los concursos Karajan de Berlín, aseguró el alto tono de la representación, primera de importancia que se hacía en el Palacio de Sainz de Oiza. Ttodo funcionó bien, incluido el espectacular montaje procedente del Covent Garden de Londres, y el éxito clamoroso fue la respuesta espontánea y justa a cuanto vimos y escuchamos.

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