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El príncipe de Asturias destaca los valores espirituales en la ofrenda al apóstol Santiago

X. L., El príncipe Felipe de Borbón resaltó ayer en Galicia la necesidad de mantener los valores espirituales en una época en la que el desarrollo técnico puede conducir "a la marginación y la asfixia de los ciudadanos". Con la presencia del príncipe de Asturias en la catedral de Santiago de Compostela, la corona española renovó su compromiso con el apóstol Santiago, patrón de España. El arzobispo de Galicia, Antonio Rouco Varela, contestó al Príncipe con un discurso en el que recordó la importancia de la tolerancia religiosa.

Don Felipe asistió en representación de su padre al acto religioso que cada 25 de julio conmemora la festividad de Santiago apóstol en la catedral compostelana, donde la tradición sitúa el sepulcro del santo.

El Gobierno de la Xunta de Galicia en pleno, la corporación municipal compostelana, el presidente del Parlamento autonómico, el Defensor del Pueblo gallego, el delegado del Gobierno y otras central, distintas autoridades civiles y militares, ocuparon un puesto destacado en el altar mayor. Enfrente se situó la curia eclesiástica, con el arzobispo compostelano y los cuatro obispos de las diócesis gallegas, que dirigieron el acto litúrgico. Presidió la homilía don Felipe de Borbón, quien por tercera vez representa a su padre, el Rey de España, en la ofrenda del apóstol.

El príncipe Felipe de Borbón se refirió al privilegio de ser oferente, lo que le obliga a reflexionar como creyente y ciudadano. "Existe un mundo de valores espirituales que no podemos ni queremos olvidar", dijo el príncipe. "Son indispensables en contrapunto a un desarrollo técnico que es necesario a nuestra sociedad como medio para perfeccionar la vida individual y colectiva, pero nunca debemos permitir que se convierta en elemento promotor de marginación, asfixia y destrucción de la vida de hombres y pueblos".

Le respondió al oferente el arzobispo de Compostela, quien defendió la tolerancia religiosa.

"Emprender hoy el Camino de Santiago", dijo Rouco Varela, "en la Europa de la crisis de todos los materialismos, en la Europa tan dura todavía de alma ante la pobreza de tantos mundos, el tercero y el cuarto, nos exige abrir caminos de libertad privada y pública a la procesión de fe, al ejercicio del derecho a la libertad religiosa, sin reticencia, con amplitud de miras, no como realidad puramente tolerada y remitida a los aspectos privados de la existencia".

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Además de la actividad litúrgica, Santiago de Compostela fue escenario de la festividad del Día da Patria Galega. Los partidos nacionalistas convocaron manifestaciones por serparado, a las que asistieron unas 15.000 personas y se desarrollaron sin incidentes. La que concentró a un mayor número de personas -en tomo a 10.000- fue la convocada por el Bloque Nacionalista Galego y el Partido Nacionalista Galego, informa Europa Press.

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