Jondura, academicismo, magisterio
Sin tener una noche memorable, José Mercé calentó el ambiente de flamenco en los Veranos de la Villa, que se celebran en el Retiro de Madrid, con su cante sincero y verdadero. El jerezano está en racha y se lleva al público prendido en el hechizo de una voz flamenquísima, cuajada de ángeles y de duendes jondos. Junto a él, un Enrique de Melchor en maestro, sobrio, que le acompañó con justeza admirable.Gran concierto de Rodríguez, que hace una música muy seria, compleja, tamizada por los estudios académicos. Hizo, en solitario, una gran farruca y una taranta de rara intensidad, para, con el grupo, Irse a los géneros más rítmicos, brillantes y siempre agradecidos, como la colombiana, la soleá-bulería o los tanguillos.
Flamenco en los Veranos de la Villa
José Antonio Rodríguez (guitarra en concierto); José Mercé (cante), con Enrique de Melchor (toque). Día 12 de julio. El Güito (baile). Día 13 de julio. La Chopera del Retiro. Madrid.
El Güito no se prodiga mucho, pero cuando comparece en público deja su sello de distinción, de maestría, de forjador de un baile riguroso y austero. Su soleá, siempre ejemplar, es un prodigio de equilibrio y armonía.
Su desarrollo es una lección, una secuencia viene dada por la anterior de manera lógica, como si no pudiera ser de otra manera, y quizás no pueda ser, si se quiere llegara esa cumbre de perfección que es la soleá de El Güito.
Su farruca fue otro ejemplo admirable de lo mismo. Y su inédita pincelada por siguiriyas, una delicia, en que le dio la réplica adecuadamente una temperamental María Vivó.