_
_
_
_
_

Montañero e hispanófilo

Philippe Marchand es el ministro francés más próximo físicamente a François Mitterrand: la sede de su departamento está justo enfrente del palacio del Elíseo. Cuando EL PMS le comenta ese hecho, Marchand responde con una sonrisa: "Puedo asegurar que en los últimos meses paso más tiempo con José Luis Corcuera que con el presidente Mitterrand y la mayoría de mis compañeros de Gobierno".

A punto de cumplir su quinto mes como titular de la cartera de Interior, Marchand, un abogado e hijo de abogado, de 51 años de edad, sigue sin tener la aparencia ruda e incluso hosca que parece exigir su puesto. Con sus gafas de miope, su barbita recortada y blanquinegra -"la única barba del ejecutivo francés", subraya él mismo-, su traje de chaqueta color pistacho, su aspecto plácido y sonriente, Marchand más parece destinado a ocupar una cátedra universitaria o, puestos a hacer política, el Ministerio de Cultura.

Más información
"Artapalo es objetivo prioritario de la policía francesa"

Y, sin embargo, este hombre, que se declara "un militante del derecho y el socialismo", no para de afrontar situaciones duras desde que, el pasado 30 de enero, sustituyó a Pierre Joxe. Los nacionalistas corsos se le han alborotado, los suburbios de París se han precipitado hacia un estallido de violencia juvenil, los aspirantes a conseguir el asilo político han hecho interminables huelgas de hambre y los sindicatos de policía han sacado a las calles a decenas de millares de funcionarios descontentos.

Nada de ello ha impedido al ministro del Interior francés ver cada dos por tres a Corcuera o Rafal Vera, secretario de Estado español para la Seguridad. Para ellos siempre tiene tiempo. Y es que las relaciones con España, dice Marchand, son el "principal aspecto de la política exterior" de su ministerio. A lo largo de este mes de junio Marchand y Corcuera ya han celebrado tres largas reuniones de trabajo -una en Madrid y dos en Luxemburgo-, y la que tendrá lugar en Montignac, en el marco del seminario franco-español, quizá no sea la última del mes.

Marchand explica que el pasado 5 de junio viajó a Madrid "por solidaridad". "Acababa de producirse el atentado de Barcelona y quise expresar con mi presencia física mi horror y el de mi Gobierno". Una semana después, en Luxemburgo, el ministro francés defendió con ardor la candidatura de Madrid a la sede del secretariado permanente del grupo de Trevi. En verdad, Marchand es todo un hispanófilo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Al cabo de unos minutos de conversación, el ministro comienza a disparar alguna que otra palabra en español. Explica entonces que su mujer, una especialista en la cooperación internacional con América Latina, habla y escribe a la perfección ese ididoma. Y añade en seguida que él mismo conoce bastante bien algunos rincones de España.

Desde hace cinco lustros, Marchand -cuya pasión privada es el montañismo- efectúa excursiones anuales al pico de Aneto y otros lugares del Pirineo aragonés. En sus reuniones con Corcuera y su equipo, Marchand sorprende siempre a los españoles citándoles los nombres de lugares pirenaicos de los que la mayoría ni han oído hablar. "A Corcuera", dice el ministro francés, "le gano de cabo a rabo en geografía pirenaica; con Vera estoy empatado".

Uno de los "fastidios" de su actual puesto, dice Marchand, es el hecho de que ya no podrá efectuar acampadas en sus tres rincones españoles favoritos: el Pirineo aragonés, los Picos de Europa y Sierra Nevada. "Supongo", explica, "que ahora yo también tengo que protegerme de ETA".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_