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El Atlético se conformo con empatar en Sevilla

Un empate en el Sánchez Pizjuán ha sido casi siempre un buen resultado, pero, tal como están las cosas en la zona más alta de la tabla, el cosechado por el Atlético de Madrid tiene una lectura diferente. Ivic ha batído un récord de permanencia en el banquillo con Jesús Gil, un logro donde los haya, pero la Liga es un objetivo llamado a diluirse cualquier tarde, o noche, como la de ayer.El cuadro rojiblanco se agazapa y espera. Parece que se esconde, da la impresión de que busca amarrar empates, cuestión ilógica en el seno de un club que busca ser campeón. Los rivales arremeten una y otra vez contra la malla defensiva articulada en la zona de retaguardia del Atlético, aunque rara vez logran traspasarla. Los equipos acaban noqueados por la impotencia y ceden. Entonces comienza a funcionar la maquinaria de contragolpe ma drileña. Ayer de nuevo fue así pero tarde. Cuando el Atlético se aprestaba a dar solucione arriba, se encontró con que ya no regía el empate en el electroníco.

El Sevilla, espoleado por el escozor de la mediocridad con que viene premiando a su afición y por la necesidad de no perder opciones europeas, se fue arriba con conciencia. Durante la primera mitad, el dominio blanco se resolvió a trompicones, salvo en el último cuarto de hora. Mientras, el Atlético esperaba. Tejió una malla de nueve hombres, como si el empate le diera la Liga.

Polster no esperó más. R.ecibió un balón de Zúñiga en el lateral izquierdo del área. Lo sobó y resobó ante Solozábal, se lo puso en su pierna buena -con la derecha el austrIaco sólo se apoya- y lo suspendió en la misma testa de Ramón, quien sólo tuvo que ejecutar ante Abel.

Se estiró entonces el Atlético, aunque un poco tarde. Ivic pensó entonces que sin delariteros dificilmente se logran goles que son los que, al final, dan opciones a títulos. Introdujo el técnico a Sabas por Alfredo y ascendió a Manolo. Lógico. Aunque sin Schuster, el equipo colchonero ha demostrado que sabe arrinconar defensas. Ya lo hizo en el Nou Camp, sin Schuster, porque el alemán fue literalmente secado por Ferrer. Monchí tuvo que salir, providencialmente, a los pies de Rodax y Manolo en alguna ocasión. Sin embargo, una triangulación perfecta entre Alfredo, Sabas y Rodax noqueó a los andaluces. El recién ingresado Sabas se fue hasta el palo derecho de la meta de Monchi, levantó la cabeza y vio a Rodax con la caña a punto. La jugada culminó en gol. Rodax no falló esta vez, aunque minutos antes un pase similar rebotó en la pierna del austriaco como si el balón hubiera dado con un árbol.

El Sevilla, que aún no se sentía arrinconado, empezó a ponerse nervioso. Juanito terminó por regalar el partido. La expulsión del hombre libre del Atlético de Madrid despejó incertidumbres: Ivic se volvió atrás, ordenó repliegue y se conformó con seguir esperando un descalabro del Bareelona.

El empate no sirve a.l equipo del Manzanares para iritimidar a Cruyff, ni al Sevilla para convencer a sus aficionados de que la próxima temporada también estará en Europa. Los blancos, que llegaron a acumular cinco positivos, tienen hoy su casillero como las camisetas: inmaculado, sin positivos ni negativos.

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