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Champaña y sangría

En la pasada noche del viernes al sábado, la joven diseñadora española Sybilla consiguió que la presentación de su boutique de la Rue Jean-Jacques Rousseau fuera una de las primeras grandes fiestas parisienses de la posguerra. El fuego madrileño aportado por Sybilla y su troupe prendió de inmediato en una pradera parisiense sedienta tras un par de meses de angustias bélicas.Sybilla convirtió en una verbena su flamante tienda de Jean-Jacques Rousseau. Sangría y champaña, chorizo y jamón serrano, confeti y barracas de feria, una falsa diva italiana y una inagotable orquesta tropical, la nariz de Rossy de Palma y las ambigüedades de Bibi Andersen, el humor de la creadora y el de sus ropas, todo eso elevó la atmósfera de la velada a temperaturas casi insoportables. Bailando y abanicándose al mismo tiempo, los guapos y las guapas de París se sintieron personajes de una película de Almodóvar.

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La vida en fucsia

Coincidiendo con las presentaciones del prét-á-porter de los próximos otoño e invierno, los especialistas han valorado el trabajo de Sybilla y sitúan a la diseñadora entre los 20 creadores de moda más populares de la capital francesa. Para los parisienses, Sybilla representa ese producto español al ciento por ciento que adoran sin reservas

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