Nueva York, retaguardia de Israel
Avalancha de ayudas, voluntarios y solidaridad de los judíos norteamericanos
Con el estallido de la guerra, el 17 de enero, los ataques Iniciales con misiles Scud sobre Israel dolieron tanto en Tel Aviv como en Manhattan o en Brooklyn, barrios neoyorquinos donde se concentra la comunidad judía de EE UU, estimada en unos seis millones de personas. Hoy, el ulular de las sirenas en Tel Aviv, las gentes poniéndose las máscaras antigás y corriendo hacia los refugios y el destrozo causado por los misiles iraquíes mantiene vigente la reacción de temor, rabia, impotencia y emoción entre los judíos norteamericanos que contemplaron en directo esos primeros ataques.
Pese a que el peligro iraquí ha remitido parcialmente por la evolución reciente de la guerra y por la respuesta de los antimisiles Patriot, en los barrios judíos de Nueva York el miedo y la preocupación se mezclan con la solidaridad hacia los habitantes de Israel y la convicción de que estos sacrificios merecen la pena" "La amenaza sobre Israel de Sadam o de cualquier tirano de la región se alejará por varias décadas", según un joyero de la Calle 47, al lado de la Quinta Avenida, donde se concentra la mayor cantidad de tiendas de diamantes del mundo.
La labor de los jubilados
Cinco calles más abajo, en la 42, al oeste, en la sede de la organización Voluntarios por Israel, un grupo de jubilados prepara sobres, hace fotocopias y atiende llamadas de gente que pide información o quieren apuntarse de inmediato para viajar a Israel durante las tres semanas que dura el programa de trabajo- voluntario. La organización Sar -El (Voluntarios por Israel), creada en 1982, ha enviado 14.000 voluntarios desde EE UU en estos años. La sede central está ubicada en Tel Aviv y tiene delegaciones en 10 países. Desde que comenzó la guerra del Golfó, las peticiones para ir a Israel se multiplicaron. Los vuelos de la compañía El Al entre Nueva York y Tel Aviv han ido prácticamente llenos desde. mediados de enero. Muchos judíos viajan por su cuenta para estar con sus fámiliares o amigos "en estos especiales momentos". Otros aportan su contribución como turistas, 11 ahora que no viaja nadie por miedo a atentados terroristas". Otros finalmente, prefieren viajar como voluntarios para trabajar en programas de tres semanas."De España también ha ido un grupo", dice Florence Cohen, que, atiende al redactor de EL PAÍS. "Mi marido es español y habla ladino", añade, recordando las raíces hispanas del doctor Jules Cohen, que "nació en Grecia pero se trasladó a los dos años con su familia a EE UU. Debe de ser de Toledo, porque somos familia de los Toledano". Los miembros de la familia Cohen, que han viajado muchas veces a España para hacer turismo, recreándose con sus raíces, han acudido también en varias ocasiones a Israel para trabajar en programas de tres semanas como voluntarios. Varias veces han viajado también otros de los jubilados que ayudan en la misma oficina de Manhattan. Como Roz Millman, "que lleva viniendo aquí desde hace ocho años", o como Bernie Needelman, de 74 años, joyero jubilado, que fue como voluntario a Israel "ocho o diez veces. También han estado mi mujer, mis dos hijos y un nieto", dice.
Las angustias de Florence
A 9.000 kilómetros de la amenaza de los Scud iraquíes, Florence Cohen libra dos guerras a la vez. "Ésta mañana mi hijo ha salido para el Golfo. Es coronel médico del Ejército", dice, expresando su preocupación de madre y su deseo de que esta guerra "finalice pronto y acabe con Sadam Husein. Desde hace meses estamos avisando de la amenaza del dictador iraquí. Ahora Israel es la víctima, no el victorioso".Los voluntarios para trabajar en Israel en los programas de tres semanas tienen que tener una edad entre los 18 y los 70 años, y "únicamente son rechazados por razones de enfermedad o por incapacidad fisica para hacer los trabajos a que puedan ser destínados allí". El billete de ida y vuelta -"naturalmente le hace en El Al, la compañía más segura del mundo, que cobra 625 dólares para estudiantes y entre 735 y 947 dólares para los demás, dependiendo de la época del año"- lo paga cada uno de su bolsillo. En Israel, los voluntarios tendrán gratis la comida y el alojamiento, y trabajarán cinco días y medio donde se les asigne en Jerusalén, según las necesidades del país y de la profesión de cada voluntario.
La poderosa e influyente comunidad judía en Nueva York está viviendo muy de cerca "los especiales momentos que vive lsrael". Y además de hacer llegar ayuda económica y voluntarios ha enviado también numerosas delegaciones de famosos políticos, músicos, deportistas, actores- para expresar su solidaridad. El alcalde de Nueva York, David Dinkins, negro, el primer alcalde no judío en la ciudad de los rascalielos en 16 años, viajó a finales de eneroa Israel. "Los judios y los africano-americanos estamos juntos hombro con hombro en Oriente Próximo", dijo Dinkins en su peaje electoral, tocado con la kipá.
La respuesta económica para ayudar al Estado hebreo también ha sido un éxito. Y la emisión especial de 100 millones de dólares en bonos para Israel, abierta el día 20 de enero, superó los 127 millones dos semanas después. En esos 14 días que duró la campaña suscribieron bonos 7.000 personas. Del total de los 127 millones recaudados, 95 procedían de peticiones de EE UU, 26 mIllones de Europa y el resto de Latinoamérica.
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