_
_
_
_
_
TANQUES CONTRA EL NACIONALISMO BÁLTICO

Landsbergis arranca una tregua al Éjercito soviético

Pilar Bonet

El presidente de Lituania, Vitautas Landshergis, anunció anoche que en una negociación de última hora había pactado una tregua con el Ejército soviético. Poco antes de las diez de la noche, hora del toque de queda, Landshergis se dirigió a la población, exhortándola a recogerse en sus domicilios. Una comisión parlamentaria, informó, había llegado a un acuerdo con los militares, representados por un coronel de apellido Beloúsow. Éste se había comprometido a que el Ejército no sacaría sus tanques a la calle como en noches anteriores. A pesar de todo, varios miles de personas permanecían frente al Parlamento lituano alrededor de la medianoche de ayer, desafiando el toque de queda impuesto por los militares soviéticos y el Comité de Salvación Nacional, el fantasmagórico organismo que pretende hacerse con el poder en Lituania.

Más información
Saudargas proyecta la creación de un Gobierno lituano en el exilio

El trato había sido cerrado en la base militar del norte, que se encuentra en las afueras de Vi1na, en presencia de la delegación oficial llegada de Moscú ayer por la mañana. De esta delegación forma parte el presidente de Armenia, Levon Ter Petrosian."Venceremos, porque no tenernos miedo a nada, y esta chispa debemos transmitirla a nuestros descendientes", dijo Landsbergis en una emotiva alocución transmitida por los altavoces a la multitud que se calentabajunto a hogueras en la calle. "No hay tiempo". "No hay tiempo", era una frase que se repitió varias veces a lo largo del mensaje de Landsbergis. "No tenemos derecho a poner sus vidas en peligro", dijo el político que prefirió quedarse en el edificio del Soviet Supremo para estar en comunicación con Tallín, la capital de Estonia donde el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, negociaba con los estonios. Un grupo de miembros de la escolta presidencial, provistos de armas de fuego, y varios centenares de hombres, se quedaron en el edificio del Parlamento, que volverá a reunirse hoy, día de luto por las víctimas del domingo sangriento, si los acontecimientos discurren de acuerdo con lo pactado con los militares.

El ambiente era tenso y electrizado en el Soviet Supremo de Lituania poco antes de las 10 de la noche. El viento helado se colaba por las rendijas. Los parlamentarios, con los abrigos puestos, discutían sobre el comportamiento a adoptar. Sobre las mesas había máscaras antigás. Un par de sacerdotes católicos en sotanas seguían el debate. Uno de ellos, muy joven, consideraba que el cardenal de Lituania había sido muy blando en un rriensaje al presidente Mijaíl Gorbachov.

Mensaje a Gorbachov

Con un chaleco antibalas puesto, Landsbergis también dirigió un mensaje a Gorbachov ante una videocámara. Sus palabras, en ruso, sonaron limpias del acento que le es habitual. "Míre su corazón. ¿Por qué protegió y protege con su nombre a los enemigos? Podría detener su mano. ¿Por qué no lo hace?".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Por otra parte, Albertas Simenas, el primer ministro lituano desde hacía dos días, fue localizado ayer por la tarde, tras haber desaparecido a primera hora de la mañana con toda su, familia. Por lo visto, Simenas no estuvo a la altura de las circunstancias y el Parlamento nombró un nuevo jefe del Gobierno, el nacionalista radical Gedeminas Vagnolius.

El ministro de Exteriores de Lituania, Algirdas Saudargas, que está en Varsovia, se hará cargo del Gobierno en el exilio si el Parlamento y el Gabinete son disueltos por la fuerza, según una ley aprobada en la madrugada por el Sóviet Supremo lituano. Una comisión estatal, encabezada por Sigmas Vaisvilas, dirigirá los funerales "de las víctimas de la agresión soviética". Entre ellas se cuentan mujeres y niños.

Gorbachov guardaba silencio.. Gorbachov no habla reaccionado ni el viernes ni el sábado a los intentos de diálogo realiza dos por el presidente de Lituania, Vitautas Landsbergis, y por el moderado Algirdas Brazauskas, el hombre que protagonizó la escisión de los comunistas nacionalistas lituanos.

Landsbergis intentó por tres veces -la última, el sábado- localizar a Gorbachov. Brazauska dijo haber llamado al jefe del KGB, VIadímir Kriuchkov, el sábado por la mañana, para in formar que los dirigentes lituanos estaban dispuestos a ir a Moscú en cualquier momento Brazauskas había llamado también en la mañana del sábado al general Fiódor Kuzmín, jefe de la región militar del Báltico, para protestar por la presencia de un carro blindado en el puesto de control ferroviario de Vilna Brazauskas opinó que la dirección lituana debería haber sido más flexible en su relación con el Kremlin, y dijo que el ultimátum enviado por Gorbachov le había hecho pensar que iba a pasar algo serio. Gorbachov, opinaba Brazauskas, estaba al tanto de lo que ocurría, pero la forma de la acción represiva fue un "grosero trabajo de los militares". [El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, cree que ni Gorbachov ni el ministro de Defensa, soviético, Dmitri Yazov, dieron la orden de disparar. Así se lo dijo a Lansbergis por teléfono, informa Efe].

"Hemos tocado todas las teclas y nos han rechazado en todas partes", afirmaba Romualdas Ozolas, que fue viceprimer ministro de Prunskiene. "Ya estaba decidido que el Ejército debía reforzarse en vísperas de la intervención en el golfo Pérsico", señaló. "La perestroika se acabó hace tiempo", ha dicho Ozolas.

El papel de Gorbachov en la represión del sábado es objeto de dos hipótesis básicas: o bien el presidente ha encabezado la acción o bien es un rehén en manos de los militares que se han plantado en el Báltico. En cualquier caso, nada exime a Gorbachov, máxima figura del Estado, de la responsabilidad política que logró evitar en los sangrientos sucesos de Tbillsi, en abril de 1989. La dimisión de Edvard Shevardnadze se interpreta en medios políticos lituanos como una prueba de que los sucesos de Vilna son parte de un plan bien concebido en el que ha participado activamente el KGB y la dirección del Ejército.

Por otra parte, Elena Bonner, la viuda de Andréi Sajárov, dijo anoche en Moscú que va a pedir al Comité del Nobel que anulen el otorgado a Sajárov "para que no figure su nombre junto al de Gorbachov", a quien le fue con cedido el Nobel por la "defensa de los derechos humanos".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_