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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Israel no admite una solución de la crisis "a su costa"

El primer ministro israelí, Isaac Shamir, discutió ayer la crisis del Golfo y los problemas bilaterales entre Israel y Estados Unidos con el presidente norteamericano, George Bush, después de advertir, unas horas antes de la entrevista, que su país no toleraría que "el mundo apaciguara a Sadam Husein [presidente de Irak] a costa de Israel". Shamir pidió a Bush, cuya Administración ha mostrado en más de una ocasión su desagrado ante la intransigencia israelí sobre la cuestión palestina, que Estados Unidos rechace cualquier tipo de vinculación de la crisis del Golfo con el problema de los territorios ocupados.

A la salida de la reunión, que se prolongó durante dos horas Shamir manifestó que Bush le había asegurado que "no se firmaría ningún acuerdo [sobre el Golfo] a costa de Israel". [Por su parte, el ministro soviético de Exteriores, Edvard Shevardnadze, descartó en una conferencia de prensa celebrada en Houston la participación de la URSS en una intervención militar en el Golfo Pérsico y subrayó la importacia de las conversaciones entre Irak y Estados Unidos, informa Reuter].En su entrevista con Bush, el dirigente israelí trasladó al presidente norteamericano su preocupación por el creciente enfriamiento de las -en otro tiempo cálidas- relaciones entre Jerusalén y Washington como consecuencia de las nuevas alianzas de EE UU con los países árabes a raíz de la invasión iraquí de Kuwait.

Según manifestó el secretario de Estado adjunto para el Oriente Próximo, John Kelly, Bush aseguró a Shamir que Israel mantendría su supremacía militar en la zona, pero añadió que "Estados Unidos tenía la obligación de atender las legítimas necesidades defensivas de nuestros amigos árabes en la zona".

Prueba del enfriamiento progresivo de relaciones es que la entrevista de ayer es la primera que un primer ministro israelí mantiene con un presidente norteamericano en los últimos 13 meses, algo inconcebible en anteriores Administraciones estadounidenses, cuyos presidentes y secretarios de Estado siempre se reunían rutinariamente con los jefes de Gobierno israelíes varias veces al año.

El secretario de Estado, James Baker, ha visitado varias veces los países de Oriente Próximo en los últimos meses y nunca se ha detenido en Israel. Lo mismo ocurrió durante la visita de Bush a la zona el pasado mes. La razón de este distanciamiento es la intransigencia de Shamir en la cuestión palestina y su constante negativa a celebrar conversaciones directas con los representantes palestinos de Cisjordania y Gaza, con la excusa de que algunos de los nombres propuestos eran delegados encubiertos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

El tono adoptado por Shamir, previo a su reunión con Bush, era beligerante y nada indicaba una suavización de su postura con relación a la cuestión palestina.

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Temores israelíes

En un discurso pronunciado en Nueva York en la madrugada de ayer (hora española), advirtió que su país se opondría a cualquier acuerdo sobre la crisis del Golfo que supusiera concesiones sobre la cuestión palestina. "Nos opondremos a cualquier intento de apaciguar a Sadam Husein a costa de Israel", dijo Shamir.

"Quiero dejar claro desde el principio que el Israel de 1990 no es la Checoslovaquia de 1938", manifestó el líder israelí en una referencia al Pacto de Múnich de 1938, en el que Francia e Inglaterra permitieron a Hitler la anexión del país centroeuropeo en aras de una paz que un año después saltaba por los aires.

Israel teme que, con el fin de mantener unida la coalición árabe, laboriosamente montada por EE UU para hacer frente a la agresión iraquí, Washington pueda aceptar en el futuro la convocatoria de una conferencia internacional de paz para discutir los problemas de Oriente Próximo y, principalmente, la cuestión palestina.

La actitud de Washington es que no se opone a la convocatoria de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo, pero que en ningún momento puede aparecer que la convocatoria esté vinculada al actual conflicto del Golfo para evitar que sea interpretada como una concesión a Sadam Husein.

El pasado 12 de agosto, el presidente iraquí ofreció retirar sus tropas de Kuwait a cambio de la celebración de una conferencia para discutir todos los problemas de la zona, incluido el conflicto árabe-israelí.

Precisamente el lunes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió aplazar por enésima vez un debate para una resolución sobre la protección de los palestinos en los territorios ocupados por Israel, presentada por cuatro países No Alineados -Yemen, Malaisia, Colombia y Cuba- que pedía en uno de sus párrafos la convocatoria de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo.

Estados Unidos ha anunciado que vetaría la resolución si su redacción final incluía ese párrafo. El embajador norteamericano ante la ONU, Thomas Pickering, reiteró la oposición de su país a cualquier resolución que pudiera ser explotada a su favor por Sadam Husein. Dejó claro que no observa vinculación entre la cuestión palestina y la crisis del Golfo.

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