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Walesa disputará la presidencia con el millonario Tyminsky

El líder de Solidaridad, Lech Walesa, ganó ayer la primera ronda de las elecciones presidenciales polacas al sumar un 39,3% de los votos, según las primeras estimaciones de un muestreo significativo en 400 mesas electorales al final de la votación. En segundo lugar quedaba el millonario Stanislaw Tyminski, con el 23,2%, y tercero, el primer ministro Tadeusz Mazowiecki, con un 19,9% de los votos. Los resultados oficiales de estas primeras elecciones libres en Polonia se conocerán mañana, y la segunda vuelta está prevista para el próximo 9 de diciembre.

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En una declaración para la televisión, Mazowiecki pidió a la población "mantener la calma y esperar al martes" para conocer los resultados oficiales y poder evaluar los comicios de ayer. Añadió que confiaba "en la madurez del pueblo, si no es ahora, en el futuro", y llamó a sus comités electorales a ser una Alianza para la Democracia, lo que se interpreta como el primer paso para fundar un partido político. Asimismo atribuyó sus malos resultados electorales "a la crisis general y a la labor crítica contra mi Gobierno en los últimos meses, y en especial durante la campaña presidencial".El resultado obtenido por Stanislaw Tyminski demuestra la desilusión del electorado polaco con la política, y sobre todo con la división de Solidaridad provocada por la campaña presidencial iniciada ya hace varios meses por Walesa. La lucha fratricida entre Lech Walesa y Tadeusz Mazowiecki provocó la huida del electorado hacia el Fujimori polaco, Stanislaw Tyminski, empresario peruano-canadiense de 42 años, el cual supo aprovechar muy hábilmente el ser independiente de las camarillas políticas polacas. Las posibilidades de Tyminski se vieron paradojicamente aumentadas por la campaña de desprestigio de la prensa polaca en su contra.

Las primeras reacciones en el cuartel general de Walesa fueron la alegría por la victoria y la consternación por el bajo resultado obtenido por Mazowiecki. El jefe de Solidaridad no parecía anoche nada contento de su resultado y se encerró en casa, en Gdansk, evitando participar en el programa electoral que ofrecía la televisión polaca. Días antes de las elecciones, Walesa había calificado de macabra la perspectiva de luchar contra Tyminski en la segunda ronda, perspectiva que anoche parecía cada vez más cercana.

Falta madurez

El vicepresidente de Solidaridad, Lech Kaczynski, comentó, una vez conocidas las primeras estimaciones, que "los 45 años de comunismo dieron un resultado aterrador". "La sociedad razona en categorías de cuentos e ilusiones", se lamentó Kaczynski refiriéndose al éxito de Tyminski.

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El profesor Bronsilaw Geremek, uno de los antiguos asesores de Walesa y ahora próximo a Mazowiecki, se mostraba ayer escéptico con respecto a las extrapolaciones hechas por Infas. De confirmarse estos resultados, declaró Geremek, "somos una sociedad que no está lo suficientemente madura como para tener la democracia".

Geremek comentó asimismo que las elecciones presidenciales "rompieron el consenso en que se basaba la política económica del Gobierno de Mazowiecki", frase que anuncia la inminente dimisión de este Gabinete en totalidad o en parte.

En la calle, durante las votaciones, el ambiente entre los partidarios de Walesa era de regocijo.

El pequeño empresario Kawecki, de 35 años, declaraba, ayer al salir de su colegio electoral en el varsoviano barrio obrero de Wola: "Walesa es único y tiene el vigor necesario para poner en pie este país". Un matrimonio de unos 40 años aseguraba al unísono: "Walesa es nuestro hombre

Este concepto lo explicaba un poco mejor otra pareja de la misma edad al afirmar: "Es un obrero, como nosotros". Para algunos, como dos estudiantes, de 24 años, de la Politécnica de Varsovia, "quien se sienta polaco, votará a un polaco".

No quisieron extenderse más sobre este particular, pero sí lo hizo una pareja de treintañeros que acababa de votar con su hijo, Marek, de 14 años. Según ellos, Walesa "es un hombre sencillo que sabe lo que quiere y es polaco". Cuando se les insiste qué quiere decir lo de "ser polaco", responden directamente: "Ya sabe usted que algunos candidatos, que no citaremos por el nombre, no lo son".

Pero no todos votaban a Walesa por su energía y su carácter cien por cien polaco "desde varias generaciones", tal como se había autodefinido el propio líder obrero en los mítines que el mes pasado mantuvo en las ciudades de Cracovia y Katowice.

Malczyk, ingeniero, de 54 años, no tenía miedo a las veleidades dictatoriales de Walesa: "Es un hombre que no se deja influir, pero no es autoritario", afirmaba. Para un matrimonio, Walesa "dividió Solidaridad" y, por tanto, "garantiza el pluralismo político". Para los más jóvenes, Walesa "asegura la estabilidad de la economía". Un joven físico, de 27 años de edad, explicaba las ventajas de Lech Walesa con las siguientes palabras: "Es un político probado; contribuyó al cambio del sistema; sabe elegir a sus colaboradores y cuándo hay que cambiarlos por otros. Y, lo que más importancia tiene, sabe hablar con los obreros, lo que le permitirá controlar la oleada de reivindicaciones salariales que se ve venir". Algunos, como una señora sexagenaria, esperan que Walesa, "con su mano dura", haga la limpieza y acabe de una vez por todas "con la nomenklatura comunista".

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