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Entrevista:

Los problemas del área gris

Hay pocas cosas que Impresionen tanto como un gobernador de un banco central con todo su poder. A principios de la década de los ochenta, Paul Volcker puso de moda la política financiera norteamencana, y de hecho la de todo el murido, desde su puesto de presidente de la Reserva Federal. Ahora a pasado el relevo a Karl Otto Pöhl, presidente del Bundesbank alemán, el banco central más importante del mayor bloque económico del mundo. Pöhl aboga por una unión económica fuerte, en la que no interfieran las competencias de los ministerios. de Economía y las delos bancos centrales, y critica la propuesta británica.

La semana pasada Pöhl rechazó en la Escuela de Economía de Londres las propuestas británicas para la Unión Monetaria Europea: el plan para un ecufuerte y para un Fondo Monetario Europeo.Al igual que las guías Míchelin, empezamos con un poco de historia. Primero, dijo, ¿cuáles son las lecciones que se desprenden de la unión monetaria de la propia Alemania?

Había dos. En primer lugar, la Unión Económica y Monetaria Alemana (German Economic and Monetary Union, GEMU) puso de manifiesto la enorme divergencia en el comportamiento económico de las dos regiones. Esta diferencia ya existía antes, pero una vez que se había emprendido el proceso de reunificación, esa diferencia no podría tolerarse por mucho tiempo. Por consiguiente -y este es el segundo punto- era necesaria la transferencia masiva de fondos del Oeste al Este.- El Gobierno de Bonn tuvo que hacer frente a los problemas políticos y sociales como el aumento de desempleo, que surgen cuando se fusionan regiones ricas y pobres. Al abolir el tipo de cambio entre ellas, desaparece el mecanismo que, de otro modo, habría servido para aliviar el problema.

Esto tiene una implicación directa para la Unión Monetaria Europea. Según Pöhl, también exigirá la transferencia de fondos de los países más ricos a los más pobres "tendremos el mismo tipo de problema durante el proceso de integración europea". Esto aliviará sólo parcialmente el dolor del ajuste económico de las regiones más pobres, particularmente en el sur de Europa.

Problema práctico

Pöhl opina que el proceso de la mayor integración económica europea debería contemplarse no como un problema ideológico, sirio más bien como un problema príctico. Europa debería poner fin a su peligrosa guerra religiosa so bre la forma que adoptará en el fuluro la UEM."La política monetarista es indivisible", dijo. En su opinión, los bancos centrales nacionales tienen que establecer los tipos de interés y controlar sus sistemas monetarios nacionales independientes, o bien ceder estos poderes a una institución europea para que se encargue de ello. "Con lo que no estoy de acuerdo es con tener algo entre medias. Lo que más me preocupa es evitar entrar en este área gris en el que interfieren los ministerios de finanzas y en el que algunos bancos centrales no tienen el mismo nivel de independencia".

Dijo que la decisión, de si estos poderes deben transferiírse o no, corresponde a los políticos y no a un gobernador de un banco central como él. Pero dejó bastante claro que la unión monetaria en toda la CE no será posible en un futuro inmediato. Decidan lo que decidan los países ricos, va a ser difícil para los países pobres unirse a ellos.

En la segunda etapa de la UEM debería decidirse qué países están preparados y son capaces de participar en esta unión: no todos los países están preparados desde el punto de vista político para fijar irrevocablemente sus tipos de cambio, ni tampoco capaces de hacerlo, desde el punto de vista de su salud económica.

En caso de que no se llegara a una unión inmediata plena, Pöhl urge a los políticos para que logren dos objetivos. En primer lugar, la conferencia intergubernamental sobre la EMU, que se iniciará el próximo mes, debería definir "un banco central europeo que merezca ese nombre", y no como se dedujo en la última cumbre de Roma, crear una institución que de alguna forma contralaría la -convergencia de la política monetaria europea.

Segundo, aconseja a los Doce dejar abierta la fecha en la que tendría lugar la EMU plena, puesto que está claro que no todos los miembros están preparados aún.

Y, por supuesto, Europa no debería hacer planes sólo para los 12 miembros actuales. Pöhl, al igual que Margaret Thatcher, opina que están a punto de producirse grandes cambios en la .Comunidad Europea. No son sólo los países nórdicos los que quieren unirse, también las principales naciones de Europa del Este están llamando a la puerta. "¿Queremos a los griegos y a los portugueses, pero no a los húngaros?", preguntó.

Desde el punto de vista de Póhl, el plan británico es una solución a medias que siembra la confusión. Crea ese área gris en el que se evita la toma común de decisiones sobre la política monetaria europea, que es lo que la EMU pretende.

Sobre la entrada de la Libra en el Sistema Monetario Europeo, dice: "He interpretado la solicitud del Reino Unido para integrarse en el sistema europeo de tipos de cambio corno una decisión para poner en práctica una política anti inflacionista muy dura", dijo. Se refirió expresamente al argumento original del ministro de Finanzas británico, John Major, de que con la entrada en el sistema europeo de tipos de cambio se pretende reforzar el impacto de unos tipos de interés elevados, y no encontrar un sustituto para una política monetaria dura".

The Independent.

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