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El apagón de una estrella

Polly Peck cuenta con un mes más para reunir 200 millones de libras

Polly Peck International (PPI), la más rutilante estrella de la Bolsa londinense durante la pasada década, aparece cubierta por negros nubarrones. Más de 300 ejecutivos de bancos acreedores, auditorías y bufetes de abogados decidieron el viernes 5 de octubre dar una semana más de plazo a Asil Nadir, el encantador turcochipriota que creó de la nada el grupo multinacional, para conseguir la llave que desatasque los canales crediticios. En el caso de Polly Peck, que puede derivar en un escándalo espectacular o quedar en agua de borrajas, se han visto implicados los Gobiernos turco y británico.

Asil Nadir pidió a la asamblea internacional, y en particular a los más de 50 bancos acreedores, un compás de espera y un mínimo margen de confianza. Consiguió lo primero, pero no lo segundo. Nadir quería que los bancos le liberaran 117 millones de libras y le concedieran 90 días para resolver los problemas de liquidez del grupo, periodo en que esperaba desprenderse de partes de su heterogéneo imperio -que cubre desde frutas y hoteles hasta electrónica de consumo- e introducir en la Bolsa neoyorquina la sociedad norteamericana Del Monte, que adquiriera hace un año. Los acreedores, en un principio, sólo le ofrecieron una semana más de plazo para conseguir los fondos con que responder a sus obligaciones.Polly Peck logró finalmente el viernes que sus bancos acreedores le concedieran cuatro semanas más de plazo para presentar los 200 millones de libras que necesita para sobrevivir. A cambio de ese periodo de gracia, Asil Nadir dejará la presidencia del grupo en el momento en que se le encuentre un reemplazo. Nadir, que quedará como consejero delegado de Polly Peck, consiguió convencer a un auditorio ansioso, pero bien dispuesto, de que está en el en camino de conseguir el capital necesario tras una frenética semana en la que se dehizo de algunas partes del conglomerado en Turquía, logró 15 millones de libras en efectivo y dejó apalabrados otros 25 millones. Los bancos creen que le va a resultar posible superar la primera barrera de 28 millones que habrá de salvar dentro de un mes pero se guardaron las espaldas antes de actuar definitivamente cuando el 9 de noviembre reciban los resultados de la auditoría en marcha.

A Polly Peck y a Nadir se les vino el cielo encima el pasado 20 de septiembre, cuando la cotización del grupo cayó en picado en cuestión de unas horas. Los 245 peniques en que se valoraba el papel de PPI al abrirse la sesión estaban ya en 108, cuando las autoridades bursátiles respondieron a la petición de la compañía y suspendieron la cotización. Los rumores de que Nadir se había suicidado o de que había sido objeto de un atentado dieron paso a la más prosaica revelación de que la Oficina de Fraude Grave había interrogado al magnate en relación con las operaciones de South Audley Management, una pequeña sociedad afecta al grupo, presuntamente implicada en una frenética actividad ilegal de compraventa de acciones orientada a incrementar el valor de Polly Peck.

De cartón

La filtración de la noticia, enturbiada por los rumores, redujo en 560 millones de libras el valor de PPI y en otros 165 millones la cuenta corriente de Nadir, lo que puede considerarse, sin exageración, como la más onerosa pérdida de confianza de la década. Al fin y al cabo, Polly Peck había sido la sociedad triunfal por antonomasia de los años ochenta, periodo en que la modesta compañía que comenzó empaquetando fruta en cajas de cartón en el East End londinense llegó a formar parte de las 100 que integran el índice bursátil restringido de Londres.El desplome bursátil de Polly Peck llevó aparejada la instántanea congelación de créditos por parte de una variada colección de bancos internacionales acreedores, lo que ha colocado al grupo al borde de la extinción. Nadir les aseguró el viernes que cuenta con el compromiso firme de apoyo por parte de la banca turca y que él no va a poner un céntimo de los alrededor de mil millones de libras en que cifra su fortuna.

La implicación turca, que añade una curiosa dimensión política al caso de una compañía jurídicamente británica, procede de las estrechas relaciones que Nadir mantiene con Ozal, al que apoyan abiertamente dos periódicos del magnate, y del activo papel que Polly Peck desempeña en la agricultura, la industria y los servicios de Anatolia. El grupo, además, es una potencia económica en la parte de Chipre ocupada por los turcos, la zona natal de Asil Nadir. Desde Ankara se han atribuido los malos vientos que soplan sobre Polly Peck a una campaña internacional de desprestigio llevada a cabo por Grecia y los grecochipriotas, que acusan a Polly Peck de haberse apropiado de los bienes y fértiles tierras que hubieron de abandonar 200.000 de ellos, el 40% de la población de la isla, en su huida de las fuerzas turcas invasoras en 1974. La City desestima esa interpretación como paranoica y sólo espera que las autoridades turcas pongan sobre la mesa el dinero que impida a las británicas tomar medidas radicales.

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