_
_
_
_
_

De la calle de Juan Guerra y otros cachondeos

Ana Alfageme

A Barbate no le falta de ná. Allí se fraguó, según cuentan, el cachondeo, esa palabra unida ya al léxico festivo. "Los almadraberos de Barbate acudían al río Cachón, [dentro del término municipal] a bailar y divertirse. El cachondeo era noche de divertimento", cuenta Alonso Varo, uno de los tres concejales del CDS. Varo fue del PSOE, partido del que le expulsaron, asegura, por culpa de Serafin Núñez. El comerciante, feroz opositor del alcalde, -que lleva en el poder 11 años, con más del 70% de los votos- le tilda de autoritario, -en esto coincide con otros- de haber endeudado al ayuntamiento, y de haber colocado a sus parientes.En un pleno, en diciembre pasado, se aprobó un proyecto urbanístico. Núñez reveló que Juan Guerra, hermano del vicepresidente del Gobierno, había mediado. Varo asegura que él, mediante "un juego de palabras que engañó a Serafín", destapó el caso.El alcalde lo niega -"no se aprobó el proyecto por la mediación. No tenía por qué ocultarlo, sabía medio Barbate que había venido el hermano del vicepresidente y era una inversión de 8.000 millones para producir riqueza", dice- .En eso coinciden algunos vecinos, como el patrón de la cofradía de pescadores.

Más información
Las hazañas bélicas de Barbate

A Varo, con cierto "humor negro", se le ocurrió, el pasado julio, desposeer de una calle al pintor Zurbarán y dedicársela a Juan Guerra, "para agradecerle la popularidad dada a Barbate". El PSOE paró el balón.

"Quizá sea el temperamento nuestro. En siete pueblos en el campo de Gibraltar hay 8.000 toxicómanos. Aquí tenemos de 300 a 400, el 1,8% de la población. Y se han pintado casas de traficantes y se han roto puertas y en otros sitios no. Y hay una huelga de pesca y arde de todo", sugiere el alcalde para justificar tales desmelenes. No se sabe si será el temperamento o la retranca, pero el pueblo ha bautizado, por ejemplo, como los azucarillos a los siete miembros de la ejecutiva socialista que dimitieron, a finales de julio, de su cargo. "Le endulzamos la sangre a Serafin", comenta uno de ellos sobre el alcalde, quien últimamente tiene el azúcar encrespado.

"Es una desgrasia, quillo, que Barbate se conozca sólo por lo malo", dicen muchos, por la notoriedad del pueblo vía Juan Guerra y drogas, "con esa playa tan hermosa que tenemos". Y la tienen. Y al lado, un parque natural.

Con cierta desidia, el hermano del vicepresidente del Gobierno es bien conocido incluso por los lugareños más despistados, como Cándida, que apacenta a su hijo Ismael en el barrio pobre de Carrero Blanco, "a mí eso me da igual, pero lo droga no. Eso sale por la tele".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_