Se inicia un ciclo con las primeras películas de los hermanos Taviani
TVE inicia esta madrugada, por la segunda cadena, un breve ciclo -tres películas- dedicado a los hermanos Taviani. No habrá en él ni Padre padrone ni La noche de San Lorenzo ni Kaos. El miniciclo se ciñe a tres de las primeras películas del autor bicéfalo: Hay que quemar a un hombre, Los subversivos y Bajo el signo del escorpión, prácticamente desconocidas, pues dos de ellas, las dos últimas, no llegaron a estrenarse comercialmente y la primera, Hay que quemar a un hombre, únicamente cubrió el ámbito de las exigencias del aficionado.Nacidos en San Miniato, Toscana (Vittorio en 1929, Paolo en 1931), lo primero que destaca en los Taviani es su ya larga, sólida e inquebrantable unidad. Muchos estudiosos han dedicado su tiempo al análisis de sus individualidades, quién aporta mayor ímpetu político -o ideológico-, quién más lirismo, para llegar a la conclusión que la fraternidad es un cuerpo único e indivisible.
Su vinculación al Partido Comunista Italiano influye en el discurso de su obra (Los subversivos, por ejemplo), pero en ningún momento ese, digamos, apriorismo les somete estéticamente; al contrario, el cine de los Taviani -sobre todo a partir de Allon-sanfan- es una ciega lucha por desmarcarse del naturalismo y una búsqueda, terca y poética, de las raíces, la cultura, la música, de su tierra y su tiempo.
Como resultado, un abanico de películas , alegóricas y telúricas que constituyen parte indispensable del cine moderno. Rosellini les bendijo en el festival de Cannes -donde era presidente del jurado- otorgándoles la palma por Padre padrone.
Si, por el contrario, buscamos equivalencias en el tiempo, veremos que los Taviani comparten con Rosi, Pasolini y Bertolucci el vector básico del cine político de los sesenta. Y el más radical, exento todavía de las mieles que ofrece la maduración artística, es, precisamente, el de su primera etapa, de la que forman parte los tres filmes ahora rescatados por la pequeña pantalla.
