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Una 'Fedra' motorizada abre el Festival de Mérida

La 36ª edición del Festival de Mérida se inauguró el jueves en el Anfiteatro Romano con el estreno absoluto en España de Fedra, a cargo de la bailaora Manuela Vargas, que completó así su particular trilogía sobre la mujer, iniciada en el mismo escenario con Medea y Las bacantes.El montaje, dirigido por Miguel Narros, con coreografía de Manuel Marín y música original de Enrique Morente, introdujo elementos nuevos y provocadores: flamenco de investigación, sonido enlatado, escenario impresionante, público distanciado físicamente y la modernización de un drama que traducía la violencia generacional en la misoginia de un personaje a lomos de una moto que se apoderaba del espacio escénico.

El público jaleó con un "¡no se oye, no se oye!" la primera aparición de una Fedra decidida a buscarse y no encontrarse. "El público se confundió", matizó al final Miguel Narros. "No ha habido fallos. Estaba preparado".

El escenario, enorme, y el público (1.500 personas), en lejanas sillas y gradas, transmitían la soledad del drama, que contrastaba con una música dura en voltios, "pero llena de fantasía e imaginación", según el flamencólogo Simón García. "Al principio me sorprendió. Me sentí rara bailando con una moto al lado. Pero después vi en ella un reflejo de la violencia y los motores que hoy tanto gustan a los jóvenes", decía Manuela Vargas. "Cuando piensas en Fedra la situación es fuerte y me he envenenado de ella. No sé si el público lo ha captado así", añadió.

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