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Tribuna:ITALIA 90
Tribuna
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Invitación al optimismo

Los resultados continúan siendo los valedores de la selección española. El marcador, la fría estadística, invita al optimismo. El análisis pausado de cualquiera de los partidos disputados por el equipo de Luis Suárez engendra, en cambio, una sensación de duda constante. En este contexto resulta fácil llegar a la siguiente conclusión: si es a selección llega a jugar a su nivel habitual, el mismo que le hemos visto por ejemplo en la fase de clasificación, el que siempre se le ha supuesto a un grupo de jugadores dotados para e1 fútbol ofensivo, se puede soñar con cualquier empresa. El optimismo, la confianza en esta selección, lo generan los resultados, no el rendimiento de sus componentes.España es una selección discontínua en su juego. Es capaz de lo mejor y de lo peor en un espacio de dos partidos o incluso en un mismo encuentro. El partido de ayer arrojó un primer tiempo muy parejo en el que se observaron notables mejorías en el conjunto español. Estuvo más ordenado que nunca en esta primera fase y, por primera vez, se mostró vitalista y dinámico, características que le llevaron a crear situaciones de gol ante un rival que presume de una gran facilidad para proteger su marco.

Bélgica, sin embargo, se adueñó por completo de la cancha en el segundo período y amenazó reiteradamente con equilibrar el marcador hasta que el cansancio hizo mella en el colectivo. El grupo de Suárez perdió el control del balón y se agotó por completo. La fortuna fue entonces su aliado como ya sucedió en el encuentro frente a Uruguay. España sólo fue superior a Bélgica en el marcador.

Hay detalles, sin embargo, que contribuyen a fomentar el optimismo provocado por el marcador. Uno es la seguridad que ofrece Zubizarreta y otro el trabajo de Julio Salinas en ataque. La incorporación del delantero vasco ha revolucionado el sistema ofensivo español. Salinas es una garantía jugando como pivote, abriendo el juego para los volantes ofensivos o para Butragueño, o imponiendo su zancada en los arranques al contraataque. España desaprovechó en la segunda mitad una buena oportunidad para meter balones en largo hacia la zona del punta azulgrana.

Y es que Bélgica, castigada por la ausencia de tres de sus zagueros titulares y nerviosa por la inseguridad de su portero en los balones cruzados, ofreció campo abierto al equipo español. Pero fallaron las fuerzas: el equipo español no supo pararse en la cancha.

Este artículo ha sido reelaborado periodísticamente por Ramón Besa.

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