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Tribuna:ITALIA 90
Tribuna
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Un problema de confianza

El Mundial avanza de sorpresa en sorpresa. Nadie duda de que Argentina es más equipo que Camerún, Escocia que Costa Rica y Holanda que Egipto. Y, sin embargo, los resultados dicen lo contrario. El partido de ayer en Palermo arrojó otro dato significativo. Visto su desarrollo, el empate final fue más un premio para Holanda que para Egipto. Los egipcios dispusieron prácticamente de más ocasiones y, además, el gol que encajaron fue más un error del portero que un acierto del siempre salvador Winí. Kieft, el mismo que, con su tanto ante Irlanda, propició que Holanda pudiera disputar y ganar la final de la pasada Eurocopa. Podrá discutirse el penalti que suposo el empate final, pero fue evidente que las intervenciones de Hans van Beukelen resultaron más trascendentes que las de Ahmed Shubair.A Holanda, como a otros equipos que parten como favoritos, le traicionó su confianza en ganar el encuentro sin atarse las botas. Cuando se pisa la cancha con demasiada confianza, es muy difícil que el desarrollo del partido pueda cambiar la mentalidad del equipo. Transcurrida la primera hora de encuentro bastaba con mirar el rostro de cualquier jugador holandés para descubrir en ella cual es el rostro de la sorpresa.

La disposición anímica de Egipto, motivado por medirse a uno de los favoritos, fue ejemplar. Los entendidos apuntaban a un desmoronamiento de sus jugadores cuando encajaron el 1-0. Presumían que era un equipo débil, sin recursos ofensivos, de aquellos que sólo aguantan en el campo cuando el 0-0 campea en el marcador. Pero Egipto se sobrepuso anímicamente mientras los holandeses, sus figuras constrastadas como Marco Van Basten, se iban difuminando.

Holanda se encontró con que su rival no sólo oponía resistencia física sino que también ofrecía fútbol. Egipto es, ante todo, un equipo,que sabe ocupar racionalmente los espacios, integrado por jugadores de un nivel medio que son rápidos, combativos y, además, saben mover el balón con instinto, tanto para salir de las situaciones de acoso como para desplegar el ataque. Es, por lo visto ayer y comparado con los conjuntos denominados sorpresa, el que mejor rendimiento ofreció. Me recordó a la Argelia que todos admiramos en el Mundial de España.

Holanda quizá ha reunido al grupo de jugadores más trascendente del campeonato, pero ayer le faltó un líder, el jugador que habla en el campo, capaz de recobrar el rumbo cuando se pierde, la mano derecha de¡ técnico en, el campo.

Este artículo ha sido reelaborado periodísticamente por Ramón Besa.

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