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FERIA DE NIMES

Flojos "victorinos" y bravos 'guardiolas'

PABLO NADAL Poca historia tuvo la doble jornada taurina del viernes en la feria de Nimes. Si acaso hubiese de destacar algo, sería en lo positivo el buen juego dado por la novillada de Guardiola, con el hierro de María Luisa Domínguez; reses bravas y nobles, a las que no les sobró fuerza, lo cual no impidió que tuviesen movilidad y llegasen con excelente son a la muleta.

El francés San Gillen, que sustituía a Chiquilín, estuvo muy voluntarioso y perjudicado por su elevada estatura, pero fue muy ovacionado a calor del paisanaje. Manuel Caballero confirmó, con maneras y temple exquisito, su reciente éxito en Madrid, y al nobilísimo quinto le hizo una faena de muchos quilates, con torería y lentitud, rematada con una entera. Vicente Bejarano también mostró buenas maneras, pero está poco hecho, aunque apunta buenas condiciones.

Domínguez / San Gillen, Caballero, Bejarano

Novillos de María Luisa Domínguez, bravos y nobles. San Gillen: oreja; vuelta. Manuel Caballero: oreja; dos orejas. Vicente Bejarano: aviso y silencio; vuelta. Arenas de Nimes, 1 de Junio (mañana). Sexta corrida de feria. Un cuarto de entrada.Martín / Domínguez, Millian, Mendes Cinco toros de Victorino Martín bien presentados y deslucidos debido a la falta de fuerzas: 6º de Guardiola Fantoni, flojo, Roberto Domínguez: aplausos en los dos. Richard Millian: ovación; oreja protestada. Víctor Mendes: ovación; aviso y pitos. Arenas de Nimes, 1 de junio (tarde). Séptima corrida de feria. Casi lleno.

Decepcionaron los 'victorinos'

Por la tarde, la decepción fue grande con la tercera corrida de Victorino en esta feria, después del éxito del día anterior. Curiosamente, el encierro tuvo muy poca fuerza y, como en conjunto los tres han desarrollado nobleza, uno se pregunta si Victorino quiere cambiar la línea de la ganadería, haciéndola menos picante y más bonancible.

Roberto Domínguez, maestro y lidiador, lanceó portentosamente a la verónica en un quite al tercero. En el primero no pasó de entonado y el cuarto todo lo hizo con regusto y lentitud, pero no encontró calor en los tendidos por la flojedad del toro. Richard Millían, que sustítuía a Cepeda, estuvo bullidor y muy animoso. A su primero le mandó poco, pero en el quinto se centró, aunque la faena pecase de larga.

Víctor Mendes conoce muy bien al público galo y sabe que es amante de las florituras. Por eso hizo un toreo variado con el capote. Entusiasmó como siempre en banderillas y su labor en el tercero fue aseada ante un enemigo que se acostó dos veces durante el muleteo. En el sexto, en el que casi se produjo un altercado por la labor conjunta de presidencia y asesor (otra vez Ruiz Miguel), que hicieron que un animal al que no le sobrasen las fuerzas recibiese cinco varas, el portugués se mostró muy valeroso y vibrante, pero luego vinieron los pitos y el aviso por sus fallos con espada y descabello.

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