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El efecto de las fusiones bancarias

Para poder responder al nuevo entorno del mercado único, los bancos y las cajas de ahorros han desarrollado una serie de estrategias basadas, a menudo, en posibles fusiones. Los articulistas opinan que no puede deducirse automáticamente el efecto positivo sobre la rentabilidad de todas las fusiones. El peso de los argumentos a favor y en contra es lo suficientemente importante como para justificar una consideración especial en cada operación.

Las fusiones y adquisiciones son particularmente interesantes cuando se potencian así los recursos de las dos entidades implicadas. Sin embargo, la idea frecuentemente admitida de que las fusiones son operaciones que mejoran sistemáticamente la rentabilidad no está justificada, sobre todo en el ámbito bancario.Efectivamente, un gran banco no es necesariamente un banco grande. Con la actual multiplicación de los productos financieros puede resultar interesante ocupar un segmento altamente especializado del mercado, dejando a otros la captación de depósitos y obteniendo recursos en el interbancario o mediante emisiones en el mercado de valores. Ésta es la tesis que defiende Lowell Bryan en su libro Braking up the bank y que ilustra ejemplos como el de American Express en Estados Unidos o el de la Compagnie Bancaire en Francia. Un banco grande podría teóricamente federar departamentos altamente especializados, pero en realidad esto ocurre rara vez, con lo que conviven departamentos altamente rentables con otros que no lo son y que sólo existen por razones de imagen o para poder ocupar la totalidad de segmentos del mercado.

Los resultados de un estudio reciente del Bank Administration Institute apuntan también hacia la idea de que en el sector bancario un mayor tamaño no garantiza una mayor eficacia. Aunque el mencionado estudio se refiera a ofertas públicas de adquisición de acciones (OPA) y no a fusiones, sus conclusiones hacen que la rentabilidad de las fusiones bancarias deba ser, cuanto menos, cuestionada. Efectivamente, sólo una de cada cinco OPA bancarias puede considerarse un éxito para la entidad que lanza la operación, y en general el resultado es una disminución relativa de la cotización de la acción de dicha entidad, que cinco años después cotiza a un nivel inferior, entre un 30% y un 40%, al valor de referencia de un grupo de bancos de características similares. Debe subrayarse que este descenso en la cotización de la empresa compradora no se produce para las fusiones no bancarias, en las que la rentabilidad de las acciones de las empresas compradoras se mantienen a niveles comparables a los alcanzados antes de la adquisición.

En nuestro país, a las consideraciones de eficiencia se añaden las derivadas de las exenciones de impuestos en las fusiones y escisiones protegidas. La concesión de éstas es discrecional y depende del carácter beneficioso que la fusión o la escisión puede tener para la economía nacional a juicio de la inspección financiera y tributaria. Ello plantea un problema algo complejo, dado que no es suficiente que las empresas que quieran fusionar crean que el proyecto es rentable, sino que es necesario además que así lo crean las autoridades administrativas competentes. Estas pueden tener ciertas reticencias a conceder beneficios fiscales por escisiones en ciertos sectores, concediendo al mismo tiempo beneficios fiscales por fusiones en otros: aunque el régimen fiscal de fusiones y escisiones contemple esta posibilidad, ello puede incidir negativamente en la imagen de la política gubernamental.

Bilbao-Vizcaya

Estos planteamientos cobran especial relevancia para examinar la fusión entre el Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya. A pesar de la posible existencia de una gestión estratégica de la autocartera, la evolución de las cotizaciones bursátiles nos dan información sobre cómo el mercado ha evaluado la fusión. Para tener un criterio adecuado con el que valorar los efectos de la fusión, hemos calculado la evolución de la cartera de un inversor, compuesta de igual número de acciones del Banco de Bilbao y del Banco de Vizcaya, durante un período que se inicia 10 meses antes de la fusión y que se prolonga hasta hoy.

El resultado es que el mercado parece evaluar positivamente la fusión, ya que la evolución del BBV ha sido superior en un 34,7% (un 14,1% anual) que la del índice de sector correspondiente. Esta evolución puede haber sido resultado, en parte, de la concesión de beneficios fiscales, puesto que se concedió el nivel máximo de exención, que supuso algo más de 55.000 millones de pesetas. Sin embargo, no debemos exagerar su efecto, puesto que dichas exenciones no tienen un efecto directo sobre los beneficios obtenidos por las dos entidades. Por estas razones podemos afirmar que los efectos positivos de la fusión han sido predominantes en la creación del BBV.

Sin embargo, no debemos inferir de ello que la fusión bancaria tiene un efecto positivo sobre la rentabilidad. El peso de los argumentos a favor y en contra de las fusiones bancarias es suficientemente importante como para justificar una consideración especial para cada operación propuesta, sin que exista en la decisión de las autoridades competentes un sesgo a favor de las fusiones y en detrimento de las escisiones.

pertenecen, respectivamente, a FEDEA y a Analistas Financieros Internacionales (Grupo Ahorro Corporación).

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