_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las relaciones pesqueras entre España y Marruecos

Opina el autor del texto que Marruecos está aplicando una serie de medidas discriminatorias y restrictivas a un país miembro de la CE, España. De ahí el que preconice que la Comunidad Europea debería presionar mediante la reducción de las importaciones de pescado marroquí, sin arancel o muy bajo, y el acceso a los mercados europeos de los productos hortofrutícolas.

El reciente conflicto suscitado entre pescadores españoles y la Administración marroquí pone de manifiesto la precaria situación en que se encuentran las relaciones pesqueras entre ambos países.Pero esta situación posee una base histórica. En efecto, las relaciones pesqueras de España con Marruecos han estado en un principio enmarcadas por una situación de dominio por parte española. Con la adhesión de Sidi Ifni, España se aseguraba un puerto atlántico para su flota pesquera.

Cuando Marruecos alcanzó su independencia, las relaciones fueron de vecindad en el aspecto pesquero, pero dentro de un cierto respeto a la zona de las tres millas marinas, que en aquel momento se consideraba de dominio por parte de los estados ribereños.

Con el paso del tiempo, Marruecos comenzó a plantear la necesidad de un uso exclusivo de su zona costera de tres millas, llegando incluso a extenderla a seis millas. De esta forma se dificultó la acción de los barcos pesqueros canarios, especialmente la flota artesanal y sardinera, que dependían casi en exclusiva de dichos caladeros. Esto provocó el inicio de una crisis en la flota pesquera canaria.

En el año 1969 se produce por parte de España la cesión de Sidi Ifni a Marruecos. Las razones de esta cesión son varias: el interés pesquero (en esa fecha se firma un convenio de pesca con dicho país). El problema de la descolonización del Sáhara español, que algunos países africanos comenzaban a pedir, y al que Marruecos (que había sufrido la colonización de España y Francia) se sumaría. Y finalmente el hecho de que el Acuerdo de Tetuán de 1860 había quedado invalidado y España no podía invocar un derecho histórico sobre ese territorio.

La cesión de Sidi lfni permitió el acceso dentro de las tres millas del banco marroquí a los barcos españoles dedicados al palangre y al cerco; mientras que entre tres y seis millas podían hacerlo los barcos de cerco y arrastreros, y entre 6 y 12 millas toda clase de artes de pesca.

Empresas conjuntas

Este acuerdo suponía para Marruecos el planteamiento de desarrollar su industria pesquera basándose en el apoyo directo de España. Bien mediante la ayuda directa de la Administración española, creando con ésta empresas conjuntas, bien mediante la creación de empresas pesqueras con los armadores españoles que facilitarían de esta forma sus barcos. De esta manera Marruecos podía hacerse- con una flota pesquera -es lo que se llamaba marroquización de la flota pesquera española-, y abastecer el mercado español. En 1975 se produce la muerte de Franco y la marcha verde de Marruecos sobre el Sáhara. Posteriormente, la entrega de este territorio a Marruecos y Mauritani, quedando finalmente en manos de Marruecos.

En el año 1977, Marruecos, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos y de otros países, extiende su soberanía sobre las aguas comprendidas dentro de sus 200 millas marinas y las declara zona económica exclusiva (ZEE). De esta forma se invalida el anterior acuerdo con España, que tenía validez hasta el año 1979. Esta implantación de las 200 millas fue aplicada por parte de Marruecos al banco sahariano, que es donde operan casi todos los buques congeladores españoles. Esta extensión de la soberanía marroquí contrasta con la postura adoptada en las mismas fechas por Suráfrica sobre Namibia. Suráfrica no implantó su soberanía sobre las aguas de ese país, sino que ésta era regulada en el aspecto pesquero por la Comisión Internacional de Pesquerías del Atlántico Suroriental (CIPASO), organismo internacional. En este sentido puede hablarse de un error de la diplomacia española, al no haber planteado la cuestión de la soberanía de las aguas del Sáhara ante Naciones Unidas.

Nuevo acuerdo

En el año 1983 se firmó un nuevo acuerdo de pesca entre España y Marruecos. Este acuerdo supuso una reducción de la flota española que faenaba en esas aguas. Y como contrapartida a que pescasen unos 800 barcos, España ha tenido que ofrecer importantes aportaciones económicas.

El 1 de enero de 1986 se produce la entrada de España en la Comunidad Europea (CE), y este hecho ha supuesto una nueva situación en las relaciones entre España y Marruecos. A partir de ese momento la CE es la encargada de negociar el acuerdo de 1988.

En efecto, en 1988 se firma un acuerdo pesquero entre la CE y Marruecos. Este acuerdo posee tres características: la política, la comercial y la económica.

La política se concreta en que Marruecos logra el reconocimiento de hecho, por parte de la CE, de su soberanía sobre las aguas del Sáhara -el importante banco sahariano-; de ahí que se excluya cualquier referencia a la zona sur de cabo Noun, que podría suponer una división del caladero en aguas de Marruecos y del Sáhara.

En el aspecto económico Marruecos recibe cerca de 100.000 millones de pesetas. Y en el aspecto comercial ha logrado poder introducir en el mercado comunitario 17.500 toneladas métricas de sardina en conserva, libre de aranceles -lo que provoca una fuerte competencia a la conserva española, con mayor coste de mano de obra y aranceles-, y conseguir transportar sus productos hortofrutícolas por el territorio español hacia los mercados europeos. Respecto a la flota pesquera española, ésta sufre una nueva reducción en los buques congeladores, lo cual supone una pérdida de 30 congeladores. Pero también se contempla la paralización de la flota pesquera española durante un mes al año, para permitir la recuperación de esos caladeros, mientras las flotas de terceros países no lo hacen.

Este acuerdo es, pues, resultado histórico de una forma de actuación de Marruecos con respecto a la flota pesquera española: intentar su progresiva reducción para que deje de operar en sus caladeros. En este sentido resulta evidente la expansión de la flota marroquí y la potenciación del puerto de Agadir como alternativo al de Las Palmas de Gran Canaria. En este contexto debe interpretarse la política de constante hostigamiento por parte de las patrulleras marroquíes a los barcos españoles, así como las amenazas y apresamientos, cuando no el cobro ilegal de cantidades de dinero. La política de la Administración pesquera marroquí de elevar las multas por apresamientos provoca un fuerte rechazo por parte del sector pesquero, ya que estos apresamientos se basan la mayor parte de las veces en la arbitrariedad. Ante esta situación se hace necesario que la CE aborde este problema, ya que posee instrumentos para lograrlo: reducir las importaciones sin arancel, o con bajo arancel, de pescado de Marruecos; o el acceso a los mercados europeos de sus productos hortofrutícolas, etcétera. La razón es obvia; se están incumpliendo por parte de Marruecos -país con un tratamiento preferencial por parte de la CE en ayudas y crédito a las condiciones del acuerdo pesquero con la CE, mediante la aplicación de prácticas discriminatorias y restrictivas a un Estado miembro. Es preciso, pues, que la CE defina con precisión los fundamentos de su existencia.

es economista y experto en temas pesqueros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_