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Los nuevos instrumentos financieros y la gestión moderna

El escenario económico mundial a partir de la crisis económica de los años setenta se ha tornado enormemente incierto. Ello ha provocado profundas transformaciones en el sistema económico, afirma el autor, que no sólo han afectado a la actividad real, sino también y muy singularmente a la actividad financiera: a su marco regulador, a sus operaciones e instrumentos.

Puede afirmarse con rotundidad que la innovación financiera constituye una de las notas dominantes del escenario de la economía o del mundo de los negocios de los últimos tiempos, concretándose al menos en los cambios experimentados en los mercados financieros nacionales e internacionales (desreglamentación, eliminación de las barreras internas, etcétera), en la propia forma de actuar de las entidades bancarias y financieras en general (desinterme di ación, banca al por mayor, etcétera), así como en la aparición de una nueva gestión financiera dentro de las empresas no financieras.La enorme incertidumbre del panorama de los negocios ha obligado a prestar una atención preferente al riesgo dentro de la gestión empresarial provocando una mutación notoria de la actividad financiera que ha dado paso a nuevas fórmulas e instrumentos capaces de atenuar importantes riesgos (de tipos de interés, de tipos de cambio de las divisas, de precios o cotizaciones de productos básicos o títulos valores, etcétera), amén de perseguir una gestión más eficiente en términos de coste o de rendimiento para los recursos financieros tomados o invertidos. El apuntalamiento de la supervivencia empresarial adquiere un valor crucial por encima incluso de las políticas de maximización de beneficios a corto plazo pero a costa de asumir grandes riesgos, buscándose en suma tasas de costes o ingresos financieros satisfactorios asegurados o con riesgos limitados.

Ello explica la aparición de un haz extenso de nuevos instrumentos financieros, los cuales han provocado un enorme impacto en la actividad empresarial alumbrando una verdadera gestión financiera moderna articulada en buena parte sobre dichos instrumentos. Algunas de las fórmulas innovadoras más significativas serían: los mercados de futuros y a plazos, mercados de opciones, operaciones de permuta financiera (swaps), acuerdos sobre intereses futuros en sus distintas versiones (FRA, CAP, FLOOR,COLLAR ... ), facilidades de emisión de títulos de crédito (NIF, RUF ... ), papel comercial, etcétera.

Frente a la gestión financiera tradicional basada en una actitud prácticamente estática de captación o colocación de los recursos financieros, la gestión financiera moderna se funda en una actuación móvil o dinámica que implicará un seguimiento continuo de las distintas operaciones activas y pasivas, con la consiguiente cobertura de riesgos de sus principales variables y con las consiguientes transformaciones de las operaciones tradicionales que aconsejen las condiciones que en este sentido brindan los nuevos instrumentos financieros.

Fuentes de financiación

N. Gauthier apunta estas ideas con frases altamente expresivas al señalar que en la nueva gestión financiera de las empresas cualquier fuente de financiación o cualquier inversión financiera debe verse como un producto aparte o independiente, susceptible de ser comprado o vendido en cualquier momento, remachando que este nuevo contexto financiero surgido en los últimos años en el que las entidades bancarias van perdiendo cada vez más sus tradicionales privilegios, las empresas no bancarias deben asumir cada vez más activamente la gestión de los riesgos inherentes a la actividad económico financiera.

Además, la aparición de los nuevos instrumentos financieros genuinos que acaban de ser enumerados ha traído consecuencias en el plano de la información contable de las empresas bancarias y no bancarias que hacen uso de los mismos, debido al vacío prácticamente total de normas o tratamiento para los mismos y habida cuenta de la cierta complejidad que encierran algunos de los más característicos (futuros, opciones, swaps, acuerdos sobre intereses futuros ... ),, y considerando además su carácter en muchos casos de operaciones fuera de balance, por lo que los principales organismos reguladores de la contabilidad a escala internacional y nacional están trabajando a marchas forzadas para emitir las normas correspondientes que superen este vacío contable, ya que este vacío propiciaría cierta discrecionalidad informativa en perjuicio de la seguridad para los destínatarios de la información.

Evidentemente, la creciente utilización de los nuevos instrumentos financieros obedece a un conjunto de motivos demasiado extenso e interrelacionado, lo que imposibilita una exposición rigurosa del tema en este espacio. No obstante, a modo telegráfico, en relación con las empresas bancarias, podrían identificarse estos factores claves: el cambio tecnológico experimentado en el terreno del procesamiento de las operaciones bancarias; la nueva estructura más competitiva dentro del sector bancario, que hace desarrollar una mercadotecnia financiera innovadora; las nuevas líneas de negocio que representan para las entidades bancarias los nuevos instrumentos financieros; su carácter, en muchos casos, de operaciones fuera de balance, lo que posibilita quedar fuera o menos constreñidas por la regulación de coeficientes bancarios, etcétera.

Empresas no bancarias

En relación con las empresas no bancarias las principales razones de la proliferación de tales instrumentos serían: sus posibilídades de abaratamiento de los costes financieros de las empresas prestatarias así como su mayor flexibilidad y diversificación de las fuentes de financiación, la reducción de incertidumbre en cuanto al coste o rendimiento de los capitales prestados o tomados a préstamo merced a su función de cobertura de riesgos, el aumento del grado de liquidez de los instrumentos financieros, etcétera.

Con todo, en nuestra opinión, la aparición y proliferación de los nuevos instrumentos financieros genuinos se debería esencialmente a la magnitud de los riesgos experimentada en los últimos años respecto a los cambios de divisas, las tasas de interés y a los precios de determinadas materias básicas para la producción y comercio mundial de mercancías y productos manufacturados y ante la evidencia de la insuficiencia palmaria de los mecanismos clásicos de cobertura de tales riesgos.

Aquí radicaría, quizá, la nota diferencial más acusada de la gestión financiera moderna, aunque esta actividad sería, como hemos dejado apuntado, algo ciertamente mucho más complejo que el manejo más o menos sofisticado de unos cuantos instrumentos financieros de nuevo cuño.

En suma, el nuevo marco financiero surgido en los últimos tiempos posibilita a las empresas la realización de una gestión financiera moderna más eficaz, pero al mismo tiempo las acerca más próximamente a la noción de riesgo financiero en sus diferentes manifestaciones: riesgo de crédito o de solvencia, de mercado o de precios (activos reales, instrumentos financieros, tasas de interés, tipo de cambio de divisas), de liquidez y de financiación, etcétera, con lo que para poder tener éxito se verán obligados a desarrollar en contrapartida una estrategia y una política mucho más activa y un conocimiento de los hechos y de los mercados financieros muy superiores a lo que venía siendo norma tradicional en la mayoría de las empresas de los sectores financiero y no financiero.

En otras palabras, la tecnificación de la función financiera sería un corolario natural de la gestión financiera moderna y ello vendría a corroborar, además, la apreciación que se viene observando respecto al personal experto en la operatoria del nuevo marco financiero que hemos intentado describir a flor de piel.

José Luis Cea García es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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